sábado, 25 de agosto de 2012

Capitulo 85


Ya era de noche en la ciudad del amor. Y cuánto amor recibía Hilary en ese momento, tanto que la abrumaba. En parte la hacía sentir bien saber que era el motivo de discusión de dos hombres tan hermosos, talentosos y apasionados, pero por otra parte era toda una guerra entre corazón y cerebro que la ponía histérica a más no poder. Y eso podía confirmarlo Alice con tan sólo mirarla.
- ¿Y bueno, Hil? ¿Barcelona o Londres?- seguía preguntando insistente Jared. Dios, esos ojos podían ser una tortura cuando su dueño quería.
- No sé, Jay, dejame pensarlo, ¿sí?- le respondió ella, tomando apurada un sorbo de café y quemándose así la garganta.
- Jared, ella sola va a decidir adónde ir, no necesita que alguien como vos la ande presionando- la defiende Frank, rodeando sus hombros con un brazo.
- Yo nada más preguntaba, enano. Si creíste que la estaba presionando es cosa tuya- responde tajante el vocalista.
- Chicos, ¿me permiten robarme un rato a la princesa Hilary?- salta Alice, levantándose de su asiento y tomando a su amiga por un brazo y llevándosela afuera, sin siquiera esperar respuesta de alguno de los dos.

Avril estaba recostada en la misma camilla que Avie, enfrentadas las dos. Hacía más de una hora que estaban conversando y no parecía que la rubia quisiera parar de hacerlo. Fuera estaba oscuro y ninguna de las dos se había levantado a prender las luces, para hablar no hacía falta luz alguna.
- Y eso fue lo que pasó…-terminó de relatar Avril aún con unas lágrimas incrustadas en sus ojos celestes cielo.
Avie la miraba con detenimiento. Le parecía que hacía una eternidad que no la veía. Cómo la podían esos ojos lagrimosos, esos finos labios. Siempre había temido a los sentimientos fuertes y persistentes, por lo que nunca había pasado más de cinco meses con la misma persona. Pero con Avril era diferente. Incluso se animaba a proyectar un futuro a su lado. Sí, eso es lo que quería: un futuro con Avril Lavigne.
- ¿Avie, me estás escuchando?- preguntó extrañada la canadiense.
- ¿Eh?- balbuceó Avie- Am, sí, sí, te escucho.
- Entonces, ¿qué fue lo último que dije?- y le dedica una sonrisa burlona.
- Que… Eh… Que yo me golpeé la cabeza y quedé en coma- responde dubitativa.
- ¿Ves que no me estabas escuchando?- ríe Avril, acomodándole un mechón de pelo detrás de la oreja tiernamente.
- Bueno, perdón… Me colgué pensando en otras cosas.
- ¿En qué cosas?- y sus ojos interrogativos pasan a formar parte del primer plano.
- No, nada, boludeces mías- responde Avie, tratando de esconder esos pensamientos y sentimientos que nunca antes había experimentado.
- Como diga, señorita Avie- Avril la abraza y la acuna en su pecho-. Creo que es tiempo que hables con tus amigas, no quiero tener problemas con Hilary…
- Ah, pero si es por ella no te preocupes que siempre es así, ¿eh?- trata de calmarla Avie.
- No, en serio, casi nos agarramos a las piñas… Ahora las llamo y les digo que vengan, linda-y le da un dulce beso en los labios.

Alice y Hilary estaban afuera hablando desde hacía quince minutos, pero Hil seguía sin soltar palabra.
- Hey, en serio, Hil, sos mi amiga, podés contarme lo que sea- insistía Al-. O me decís o me lo imagino, y sabés que cuando quiero mi mente es pervertida.
- Ay, boluda, en serio, no pasó nada…- y corría la vista porque sabía que su amiga leía los ojos mejor que nadie.
- Hilary, te hablo en serio: quiero saber qué fue eso de allá adentro- dijo Alice poniéndose en jarras.
La chica se volvió hacia su amiga furiosa, no con ella, sino con todo el lío amoroso que tenía en ese momento. En la punta del triángulo estaba ella, la mismísima Hilary, y en las puntas de la base el Leto menor y Frankie-sexo-con-patas. Quién lo hubiera dicho.
- No sé si te diste cuenta o qué, pero tengo a Jared y a Frank re calientes atrás mío, Alice- dice Hil tratando de parecer lo más neutra posible.
- Dah, eso lo sabe medio mundo, querida. Pero a lo que voy es que por qué Frank no se puso en la misma pose que Jay, no se puso tan insistente, sino tomó una postura más protectora con vos, demasiado maduro conociéndolo.
Esa pendeja sí que lograba sacarla de sus casillas. De cualquier gesto, palabra o mirada ya sacaba un sinfín de conclusiones e insinuaciones que casi siempre solían ser falsas, pero que dentro de esas opciones había algo de cierto.
- ¿Eh? Nada que ver, estás alucinando de nuevo…- trata de esconder la verdad Hilary, “la rompecorazones”.
- ¿Por qué Frankie Iero Priccolo actuó así, mi estimada Hil?- y se pone en su faceta de Sherlock Holmes sacando un chupetín y llevándoselo a la boca.
- Lo hice con Frank, ¿okey?- suelta Hil- Lo hice con el enano. Y Jared no sabe nada y ni se va a enterar, ¿okey?- y la mira amenazadoramente.
- No pensaba decirle nada tampoco, mi estimada- le dice Alice volviendo a su estado normal-. Pero… ¿Qué vas a hacer? O sea, ¿vas a venirte conmigo y My Chem a Barcelona o te volvés a Inglaterra con 30 Seconds?- y la mira tratando de disimular su mirada esperanzada- Elegí lo que vos quieras, Hil, yo no me voy a enojar porque sé que fue tu sueño durante la adolescencia conocer a los Leto y toda la bola…
- Ajám, y el tuyo conocer a los chicos de My Chemical…- añade su amiga con la mirada ausente, recordando aquellos días donde las tres soñaban con sus cantantes, sus bandas, con conocerlos algún día y decirles qué tan especiales eran para ellas.
- Y el de Avie estar con Avril a toda costa…-Alice volvió a recordar eso años donde morían por un póster de los chicos, por sus CDs, las tweetcam, los chismes.
- Esto es un sueño, ¿verdad, Ali?- pregunta Hil aún recordando.
- Quizás, o quizás sólo sea el principio de una… pesadilla.
- ¿Por qué siempre tan negativa?
- No soy negativa, estoy tratando de ser realista…-Al se vuelve y la mira- Hacía mucho que no me decías “Ali”.
- Mal… Me siento como cuando teníamos quince años y nos baboseábamos por estos tontos.
- Qué tiempos… Pero, Hilary, ¿qué vas a hacer? ¿Perseguir tus sueños o quedarte con tus amigas?

En un patio interno, se encontraba el bajista de MCR hablando por celular con su tan apreciado hermano. Siempre discutían, y las peleas habían aumentado desde que Alice había llegado a sus vidas, aunque no sospecharan que ella era el motivo de su continuo enojo mutuo. Ambos adoraban a la chica a su modo, y era un cariño especial para cada uno.
- Y… Em… Eso, vengan a Barcelona cuanto antes… Te estás perdiendo las paellas- le decía Gee con un tono de voz neutra pero algo tensa.
- Sí, no te preocupes, mañana a la noche nos vamos para allá con Frank y Alice…-le comenta Mikey mirando su reflejo en uno de los vidrios. “Quizás una afeitada no me vendría mal”, pensó al verse.
- ¿Y el resto?- pregunta con falso interés Gee. Ah, maldito mentiroso, siempre fingiendo que todos los que conocía le interesaban cuando sólo unos pocos lo hacían.
- No sé, ni me importa- al menos Mike era sincero-. ¿No hay nada más que quieras preguntar?
- Sí, hay algo que quiero saber- le dice secamente Gee, mordiendo una de sus uñas del otro lado del teléfono.
- ¿Qué pasa, bro? ¿Qué querés que te investigue?
- Vos y Al… ¿Qué pasó?- se notaba que era una pregunta que se había estado aguantando durante toda la conversación.
Mikey suelta una risita. Qué predecible que era su hermano para él. Cuando una chica se le metía en la cabeza era imposible sacársela, hasta que el capricho se le pasara y se buscara otra “distracción”.
- Mirá, como pasar no pasó mucho. Nada más nos besamos. Pero para tu suerte sentí como si estuviera besando a mi hermanita, así que lo que le tenía eran ganas y a penas. Es toda tuya- qué aliviado había sonado el suspiro de su hermano del otro lado del teléfono.
- ¿Y Brendon? ¿Qué sabés de él?
- Creo que hace mucho que no se hablan, pero supongo que ella sigue pensando en él, así como él en ella. Pero no creo que pase nada si no están en la misma ciudad.
- Gracias por el dato, Michael- parecían espías de la CIA intercambiando información.
- Sonaste como papá, y eso me dio miedo, Gerard.
Ambos ríen. La verdad es que hacía mucho que no iban a casa.
- Nos vemos mañana, hermanito- se despide Gee-. Cuidame a Alice, ¿bueno?
- Tranquilo que la empaqueto con plástico de burbujas para vos- le responde Mike antes de colgar. “Las cosas con Alice no se dieron”, pensó el bajista volviendo a entrar al hospital, “pero quién dice que quizás mi hermano tenga una novia de verdad”.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Capitulo 84



Estaba todo oscuro cuando abrió los ojos. El aire estaba pesado, la calefacción estaba muy alta para su gusto, y eso que era friolenta. Los párpados le pesaban y tenía la garganta seca. ¿Cuántas horas habría dormido? ¿Dónde estaba Avril?
Trató de levantarse, pero un dolor punzante en uno de sus brazos la detuvo. Giró la cabeza y vio que había un tubo que se clavaba en una de sus venas. Se extrañó al ver eso. Más aún sentir el llanto de alguien en una esquina de la habitación. Aún en penumbras pudo distinguir una pequeña silueta acostada en un sillón.
- ¿A… Avril?- preguntó Avie con voz ronca, a penas pudiendo levantar la cabeza.
Pero no hubo respuesta. La canadiense estaba profundamente dormida, y unas manchas negras rodeaban sus ojos. Avie se dio cuenta recién entonces que estaba en un cuarto de hospital, y que uno de los aparatos había comenzado a producir un leve ruido.
Con cierto esfuerzo logró sentarse, y al mirar su cuerpo se dio cuenta de que había adelgazado unos cuantos kilos, lo que la hacía lucir como una auténtica anoréxica. ¿Acaso no había ni un vaso de agua en esa asfixiante habitación? Trató de alcanzar una botella de gaseosa que había en la mesa de noche y, al tratar de tomarla, el tubo que tenía agarrado al brazo se soltó y comenzó a desperdigar por el suelo un líquido un poco más amarillento que el agua.
Entonces, sin siquiera llamar a la puerta, entran un señor calvo con un guardapolvo blanco y dos jóvenes que parecían ser enfermeras. El hombre comienza a hablarle en francés, pero ella no entendía nada. Avril finalmente se despierta por todo el alboroto y mira a Avie como si fuera un fantasma en vez de su novia.
Sin darles tiempo a que se abrazaran siquiera, una enfermera saca a la adormilada Avril al pasillo mientras el doctor comienza a revisarla, tomarle el pulso y controlar el registro de las máquinas que habían mantenido con vida a Avie durante todo esos días.

- Avril, ¿qué pasa? ¿Por qué esa cara?- le pregunta Alice en cuanto entra junto a Mikey al pasillo de la habitación donde se encontraba su amiga.
- Avie… Avie…- tartamudea la rubia, indicando la puerta del cuarto con una mano temblorosa y los ojos llenos de lágrimas.
- ¿Qué pasó?- pregunta apurado Mike, tratando de entrar en la habitación, pero la cantante lo detuvo.
- Avie… Avie volvió en sí.- le dijo a Alice con los ojos más brillantes que nunca y una pequeña sonrisa, a penas una pista de la gran felicidad que la llenaba en ese momento. Al, igual de llorosa que Avril e igual de feliz, la abraza fuertemente.
- Pero… ¿Cuándo? ¿Cómo?- preguntaba Mikey junto a la puerta- ¿Por qué no puedo pasar?
- La están revisando ahora, y al parecer no quieren que nadie interrumpa.- responde Lavigne secándose las lágrimas con las mangas de su buzo, manchándolas de negro por todo el rímel y delineador corridos.
- Dios, no puedo creerlo… - dice Alice sentándose en una butaca y tomando su cara entre las manos- ¿Dónde están Hil, Frank y Jay?
- No tengo idea…- responde la rubia, aún sonriendo sin poder evitarlo, pero tratando de tranquilizarse para no parecer una nena llorona en caso de que Hilary apareciera en cualquier momento- Estaba durmiendo en la habitación de Avie cuando pasó…

- ¡Ay, Frank, sí, así!- gemía Hilary en la camilla del cuarto donde se habían encerrado con Iero para hace de las suyas.
Sin deseos de entrar en detalles bochornosos y dejando que su imaginación vuele, sólo es posible decir que el “pequeño” Frank no le daba respiro a Hil, quien, después de media hora no parecía querer parar aunque su acompañante ya dejaba ver una cara de cansancio monumental.
- Hil, Hil… Ay, esperá un poco…- le rogaba el muchacho, haciéndolo lo más rápido posible para poder calmar a su compañera que parecía no tener agotamiento de ningún tipo después de tanto tiempo haciéndolo.
- No jodas, y seguí así que me encanta…- y una pícara sonrisa se marcó en sus labios.
- Ay, en serio…- y Frank no pudo más y terminó abatido a un lado de ella en la camilla.
- ¿Ya está?- pregunta Hilary un tanto desilusionada.
- ¿Que si ya está? ¡Estamos hace más de cuarenta minutos acá! ¡No soy una máquina de sexo, nena!- exclama exasperado, pero aún así muy satisfecho.
- Aburrido.
Iero le pasa su ropa para que se cambie, lo mismo que él. Qué sexy que se veía el guitarrista un poco transpirado, tratando de ponerse los pantalones sin caerse. Hil se quedó un rato sentada mirándolo, sin saber muy bien cómo iba a reaccionar frente a Jared en cuanto lo viera o lo que iba a pasar entre Frank y ella más adelante.
- Dale, mi vida, ¡no tenemos todo el día!- la apura Frank al ver que todavía estaba con su pantalón y medias en la mano- En cualquier momento van a tener que internar a algún mimo que fue baleado y no van a entender por qué está cerrada la habitación.
- Bueno, mala onda, ahora termino de cambiarme.- le responde Hil recuperando la cordura.

Una vez que los dos estuvieron más o menos presentables, salieron del cuarto y trataron de no cruzarse con nadie, pero la sorpresa llegó al recorrer el pasillo donde estaba el cuarto de Avie: Alice, Avril, Mikey y Jared estaban sentados en las butacas, muy impacientes pero felices.
- Hey, ¿dónde estabas vos?- le pregunta Jay a Hil mirando de reojo a Frankie.
- ¿Acaso es tu sirvienta que le tenés que hablar así?- le recrimina Iero quien endurece el gesto al ver al cantante.
- No, pero me interesa saber dónde estaba en el momento en que su amiga despertó.
- ¿Qué?- pregunta Hil extrañada- ¿Qué pasó con Avie?
- Ella… Ella despertó hace un rato. Ahora la están revisando y eso…- responde tímidamente Avril, quien hasta hacía un momento tenía su cabeza apoyada en el hombro de Alice.
Hilary buscó la mirada de Al para que corroborara lo que la canadiense acababa de decir.
- Sí, es verdad, Hil… Al final no fue tanto tiempo como creíamos.-le dijo Alice con un alivio en su voz que hacía días no escuchaba.
Entonces sale el doctor al pasillo, sosteniendo en una mano sus anteojos y en la otra unos papeles.
- ¿Quién habla fgancés aquí?- preguntó mirando esperanzado al grupo.
- Moi- responde enseguida Avril, y se pone a charlar con el doctor tratando de parecer calmada, pero con una ansiedad que ni su expresión más seria podía esconder.
Finalmente, el doctor sale junto con las enfermeras y la cantante se acerca a sus amigos.
- Ya podemos entrar a verla, pero no hay que hacer que tenga emociones fuertes porque todavía está muy débil.
La advertencia fue en vano, puesto que sus dos amigas salieron disparadas y entraron sin llamar a la habitación, haciendo que Avie saltara literalmente sobre su cama.
- ¡AVIE!- gritaron Hil y Alice, y se abalanzaron sobre la chica llenándola de abrazos (Al incluso le llenó de besos la frente).
- Ho… Hola- saludó débilmente la chica, quien aún tenía la garganta un poco seca.
- Estúpida de mierda, ¡no sabés el susto que nos hiciste pasar!- comenzó Hilary- Encima esta maricona se la pasaba llorando y la otra de tu novia histérica y…
- ¿Dónde está Avril?- la cortó Avie.
- Am… afuera. Pero escuchame ahora: entre esta boluda que se la pasaba llorando en el hombro de Mike y la otra rubia que andaba como en sus días, te juro que casi me rajo a donde están los demás…- insistía Hil.
- Avie…- se escucha desde la puerta, y las tres amigas se dan vuelta. Ahí estaba Avril quien tenía ojos sólo para la resucitada, rígida como una tabla y con cara de no poder creer lo que veía.
Una mirada de Alice bastó para que Hil entendiera que ahora la canadiense y su amiga debían estar solas. Aunque, como era de esperarse, Hilary no salió de la habitación sin propinarle a Lavigne un “accidental” codazo.

- Boluda, no puede ser que no nos deje ni un rato para estar con Avie.- se quejaba en el comedor del hospital Hilary mientras revolvía su café.
- Hil, si Avie de verdad hubiese querido hablar con nosotras primero, no hubiera preguntado por Avril a la primerísima oportunidad.- trataba de convencerla Alice desde la otra punta de la mesa, agregándole azúcar a su té.
- ¡Ay, vos siempre defendiendo a los inocentes! Se supone que es nuestra amiga, o sea, la conocemos desde mucho antes que esa rubia mal teñida, nosotras tenemos prioridad… ¿O no que los amigos iban antes que la pareja?- y mira desafiante a Al.
- Sí, es verdad, los amigos son lo más importante en nuestras vidas porque suelen durar más que una pareja. Pero un verdadero amigo te aguanta hasta en esos meses en enamoramiento terribles y después te ayuda a olvidarte del corazón roto.- le dice Alice tranquila.
- O del culo roto…
- Siempre tan sentimental vos- comenta Frank riendo ampliamente, dejando a la vista esos colmillos encantadores.
- Ya sé que soy un amor, petizo- y le guiña un ojo cómplice.
- Bueno, bueno, lo que ahora importa es que Avie está mejor y dentro de unos días vamos a poder volver con los chicos- dice Mikey para relajar el ambiente-. Ah, Alice, me llamó Gee… Dice que te manda saludos y espera verte pronto.
Alice se sonroja levemente mientras clava la vista en el líquido oscuro y revuelve despacio con la cuchara, como sopesando sus propios pensamientos y recuerdos.
- Hum… Gracias. Supongo que dentro de poco vamos a volver a Leeds.- culmina Alice, aún azorada.
- En realidad no. La banda ya se trasladó a Barcelona y nos están esperando para los próximos shows.- aclara el bajista.
- ¿Y el resto?- pregunta Hilary arrugando el entrecejo.
- Les di la orden de permanecer en Inglaterra. Todavía nos queda dar unas cuantas entrevistas ahí y no vamos a dejar a los periodistas con las preguntas en la boca.- dice serio Jared, sentándose del otro lado de Hilary y ganándose así una mirada rabiosa de Frank. Lógicamente que el Leto menor no tenía ni idea de lo que había pasado hacía unas horas entre Hil y Frankie, pero la riña entre ellos seguía siendo visible.
- Bueno, entonces a Barcelona tendré que ir…- dijo Alice casi en un murmullo, tomando un sorbo de té.
- ¿Y vos, Hilary? ¿Vas a Barcelona o te volvés a Londres?- pregunta mirándola a los ojos Jay. Frank se atraganta con su jugo y luego mira tan intensamente a Hilary como lo hacía el cantante de 30 Seconds to Mars.
- Am… Yo… No sé…- responde ella antes de levantarse y dirigirse al baño seguida de una extrañada Alice.

lunes, 26 de marzo de 2012

Capitulo 83

La tarde transcurrió muy lenta. Avril se había pasado casi todo el día encerrada en la habitación de Avie. Los médicos habían dicho que estaba estable, lo que calmaba un poco más a sus amigos. Pero lo incierto era que no se sabía cuándo la chica iba a recuperarse, o si lo iba a hacer siquiera.

- Por lo menos está viva, chicas…- dijo Mikey en un momento, cuando las tres se habían sentado en el comedor del hospital para comer con las caras pálidas de la tristeza. Por suerte Hil y Avril no habían vuelto a pelear.

Ya estaba oscureciendo cuando Mike le dice a Alice que vayan a dar una vuelta por los alrededores para despabilarse. Ella aceptó porque ya estaba cansada de ver tanto blanco, de sentir los gritos de las nuevas mamás, de ver gente que pasaba por malísimos momentos. Todo ese ambiente medio la deprimía, y sabía que Mikey iba a sacarle aunque fuera una sonrisa durante el paseo.

Afuera estaba helado, por lo que de Alice sólo se veían los ojos y el cabello. Estaba envuelta en una bufanda grande, unos guantes naranjas y un tapado mullido azul. No era la mejor combinación de colores, pero era lo que había empacado en el apuro.

- ¿Y dónde está Brendon ahora?- preguntó interesado Mikey, cuando pasaban enfrente de una pastelería que mostraba unas elaboradas y deliciosas tartas y tortas.

- Hum… Cuando nos despedimos me dijo que iba a pasar un tiempo en su casa. Supongo que debe estar preocupado porque hace mucho que no le escribo- respondió Alice, deprimiéndose un poco más al recordar eso. Decidió que en cuanto tuviera una computadora, lo primero que haría sería escribirle a Bren.

- Ah, bueno… ¿Tenés ganas de ir a tomar algo? Porque yo sí; lo que te dan en el hospital es desabrido, necesito algo con mucha sal y otra con mucho azúcar.

- Jajaja, bueno, dale, vamos a algún café o algo así. Yo también tengo hambre…- dice Alice poniendo cara de nenita con mañas.

Y entonces pasó: Michael no pudo contenerse a esa expresión tan tierna de la chica, no pudo contener sus impulsos. Sin aviso alguno se para frente a ella y toma su cara entre las manos, deteniéndose para mirarla unos segundos a los ojos, saboreando la confusión y asombro que éstos dejaban ver. Luego bajó la vista hasta sus labios, esos labios que hasta entonces eran casi una utopía, esos labios generosos y siempre rosas.

- Mikey, ¿qué…?- comenzó a balbucear ella, pero él no le dio tiempo a terminar. Sus labios se juntaron, y sin dudarlo Mike le comió la boca.

Al principio había sido grato, un beso apasionado que habría dejado a cualquier chica igual de impresionada que a Alice. Mikey Way sabía besar muy, muy bien, tanto como su hermano. “Debe llevarse en los genes”, pensó Al mientras duraba el beso. Pero luego la situación comenzó a ser un tanto incómoda, tanto para ella como para él. Después de cómo medio minuto, ya no se sentía la química con la que todo había comenzado. Entonces Mikey despega sus labios de los de Alice.

- Yo…- trató de disculparse él.

- Entiendo, fue como que…- sigue ella, igual de sonrojada que el bajista.

- Sí, como si estuviera besando a una hermana- concluye Mike, mirándola aún más sorprendido que ella.

- Sí, sí, eso. Fue muy raro, Mikey…No es que besaras mal, de verdad que lo hacés bastante bien…

- Bueno, vos también, Al.

- Gracias. Pero… No sé qué pasó- dice ella torciendo la boca, un tanto decepcionada por la sensación final que el beso les había dejado. Claro que no esperaba terminar acostándose con él, pero por lo menos un beso placentero que la hiciera olvidar de todo.

- Es mi culpa… Digo, fue una calentura mía y…- trató de disculparse el Way menor.

- Mía también. Si de verdad no hubiera querido besarte, te hubiese dado una cachetada y listo, pero…

- Sí, bueno, fue una calentura, nada más…- los dos se quedaron en la vereda, dándole paso a un incómodo silencio antes de que Mikey volviera a hablar- No volvamos a repetir eso, Alice.

- ¡No, definitivamente no! Eso no se repite.- le dice Alice, esbozando una sonrisa para recuperar el estado semi-alegre que antes los acompañaba.

- De verdad, perdoname, Al.- le dice Mikey tomándola de las manos y mirándola entre desilusionado y avergonzado.

- ¡Ay, Michael! Ya pasó. Quedamos como los buenos amigos de antes, ¿eh?- le dice ella, sonriendo más ampliamente para demostrarle que la situación no le parecía tan embarazosa. En realidad el beso había sido espectacular hasta que se dieron cuenta que querían besarse por puro capricho de ellos dos, cosa que la hacía sentir un tanto estúpida y vulgar a Alice.

- Está bien, está bien… Entremos al café de allá y comemos algo. Y vas a dejar que yo pague todo, ¿bueno?- dice Mike tomándola de la mano y llevándola hasta la entrada de un pequeño café literario en una esquina.

- Esto de que seas tan caballeroso me halaga, señorito Way.

- Lo sé, a las chicas les gusta esto, ¿no?- y ambos entran al local y se sientan en un rincón para darse una buena cena.

- ¿Y Avril sigue adentro?- le pregunta Jay a Hilary. Los dos estaban desde hacía rato sentados en el pasillo, hablando de cosas vanas para distraerse un poco.

- Síp, creo que se va a pasar ahí toda la noche también- responde Hil, soltando un suspiro al no soportar el dramatismo de la situación.

- Tengo que preguntarte algo, Hil- suelta de la nada Jared, mirándola seriamente, cosa que hizo preocupar a la chica. Era muy raro que la mirara justamente de esa forma.

- Em… Sí, decime…- ella se acomoda en su asiento para mirarlo a la cara.

- Vos sabés perfectamente que me traés como loco, preciosa- le dice tomando un mechón de su pelo y acomodándoselo detrás de la oreja-. Pero yo no sé quién te trae loca a vos…

- Ay, Jared…- exclama la chica. Odiaba que la hicieran elegir, más que nada en temas así. Más que nada entre dos bombones de la música.

- ¡Tengo que saberlo, Hilary! ¡No quiero que después termines andando con otro tipo, dejándome a mí como un boludo atrás tuyo durante semanas!- se exaspera Leto menor.

- Bueno, Jay, es que una dama debe guardarse algunos secretos, ¿sabés?- le dice ella levantándose y yendo a buscar un poco de agua.

- Y los chicos no tenemos que contener impulsos como este…- dijo Jared, antes de levantarse de su asiento, tomar con fuerza una mano de Hil y besarla con fogosidad.

Claro que ella no opuso resistencia alguna, amaba besar a Jared. Él la toma por las caderas, acariciándolas con descaro. Ella se pega a su cuerpo, sintiendo el contraste entre su cuerpo blando con el cuerpo fuerte y ejercitado de Jay. Entonces él baja besando la comisura de sus labios, sus mejillas, hasta llegar a su cuello, donde comienza a morderla con delicadeza, haciendo que sintiera su respiración húmeda y caliente en la piel. Hilary lo hubiera violado ahí mismo, pero todavía tenía la cabeza sobre los hombros.

- Vamos a buscar un cuarto libre, Jay…- le dice en un susurro Hil, no pudiendo evitar translucir su deseo por acostarse con él.

- Ay, Hilary…- entonces Jared se separa de ella- Perdón, pero no me gusta hacerlo en hospitales- y pone una carita irresistible de cachorrito.

- ¿Ah?- la chica estaba consternada por la respuesta de él. O sea, Jared Leto, negándose a tener sexo… ¿En qué mundo estaban para que eso sucediera?

- Sí, ya me escuchaste. No me gusta hacerlo en hospitales… Puede haber algo contaminado y no quiero enfermarme. Así que por hoy no, linda- le dice.

Luego le besa una mejilla con delicadeza y se va caminando por el pasillo como si nada, dejándola con ganas de violarlo y matarlo. Definitivamente estaba abrumada.

En eso llega Frank, quien pasa al lado de Jared y lo mira sorprendido al ver su cara de “soy un chico malo y lo admito”.

- Hola… Ay, qué cara que tenés, Hilary. ¿Qué bicho te picó?- le pregunta Frankie cuando vio la cara de la asesina que tenía su amiga.

- Un bicho que se apellida Leto- responde secamente Hil.

- Uh… ¿Se puede saber qué te hizo? O, pará… ¿TE METIÓ EL AGUIJÓN?- y al pensar en eso su cara tomó un tinte rojo de furia.

- No, no… Nada que ver. Discutimos, nada más…- mintió Hil para no hacer sentir mal a su amigo.

- Ah, bueno… ¿Te puedo decir algo?- pregunta él, acercándosele un poco más.

- ¿Qué cosa?- pregunta ella, extrañada por la forma en la que el guitarrista la miraba.

- Me encanta cuando estás enojada, Hil. Me encanta que estires así los labios, y me mires como si quisieras destriparme… Es muy sexy, Hilary…

Bueno, esa tarde fue bastante interesante para la chica, puesto que en menos de lo que dura un parpadeo, sus labios ya estaban juntos. Y no faltó mucho para que la calentura de Hil volviera, y con más fuerza.

- Vamos a buscar un cuarto, nena…- le dijo Frank entre besos apasionados.

- Ajá…- responde ella, terminando de besarlo y levantándose para recorrer el pasillo en busca de una habitación vacía.

Cuando la encuentran, Frank traba la puerta con una silla, e inmediatamente después se acerca a Hil para seguir besándola. Entonces él le quita la remera, dejándola semi desnuda, y ella hace lo mismo con él…