Estaba todo oscuro cuando abrió los
ojos. El aire estaba pesado, la calefacción estaba muy alta para su gusto, y
eso que era friolenta. Los párpados le pesaban y tenía la garganta seca.
¿Cuántas horas habría dormido? ¿Dónde estaba Avril?
Trató de levantarse, pero un dolor
punzante en uno de sus brazos la detuvo. Giró la cabeza y vio que había un tubo
que se clavaba en una de sus venas. Se extrañó al ver eso. Más aún sentir el
llanto de alguien en una esquina de la habitación. Aún en penumbras pudo
distinguir una pequeña silueta acostada en un sillón.
- ¿A… Avril?- preguntó Avie con voz
ronca, a penas pudiendo levantar la cabeza.
Pero no hubo respuesta. La canadiense
estaba profundamente dormida, y unas manchas negras rodeaban sus ojos. Avie se
dio cuenta recién entonces que estaba en un cuarto de hospital, y que uno de
los aparatos había comenzado a producir un leve ruido.
Con cierto esfuerzo logró sentarse, y al
mirar su cuerpo se dio cuenta de que había adelgazado unos cuantos kilos, lo
que la hacía lucir como una auténtica anoréxica. ¿Acaso no había ni un vaso de
agua en esa asfixiante habitación? Trató de alcanzar una botella de gaseosa que
había en la mesa de noche y, al tratar de tomarla, el tubo que tenía agarrado
al brazo se soltó y comenzó a desperdigar por el suelo un líquido un poco más
amarillento que el agua.
Entonces, sin siquiera llamar a la
puerta, entran un señor calvo con un guardapolvo blanco y dos jóvenes que
parecían ser enfermeras. El hombre comienza a hablarle en francés, pero ella no
entendía nada. Avril finalmente se despierta por todo el alboroto y mira a Avie
como si fuera un fantasma en vez de su novia.
Sin darles tiempo a que se abrazaran
siquiera, una enfermera saca a la adormilada Avril al pasillo mientras el
doctor comienza a revisarla, tomarle el pulso y controlar el registro de las
máquinas que habían mantenido con vida a Avie durante todo esos días.
- Avril, ¿qué pasa? ¿Por qué esa cara?-
le pregunta Alice en cuanto entra junto a Mikey al pasillo de la habitación
donde se encontraba su amiga.
- Avie… Avie…- tartamudea la rubia,
indicando la puerta del cuarto con una mano temblorosa y los ojos llenos de
lágrimas.
- ¿Qué pasó?- pregunta apurado Mike,
tratando de entrar en la habitación, pero la cantante lo detuvo.
- Avie… Avie volvió en sí.- le dijo a
Alice con los ojos más brillantes que nunca y una pequeña sonrisa, a penas una
pista de la gran felicidad que la llenaba en ese momento. Al, igual de llorosa
que Avril e igual de feliz, la abraza fuertemente.
- Pero… ¿Cuándo? ¿Cómo?- preguntaba
Mikey junto a la puerta- ¿Por qué no puedo pasar?
- La están revisando ahora, y al parecer
no quieren que nadie interrumpa.- responde Lavigne secándose las lágrimas con
las mangas de su buzo, manchándolas de negro por todo el rímel y delineador
corridos.
- Dios, no puedo creerlo… - dice Alice
sentándose en una butaca y tomando su cara entre las manos- ¿Dónde están Hil,
Frank y Jay?
- No tengo idea…- responde la rubia, aún
sonriendo sin poder evitarlo, pero tratando de tranquilizarse para no parecer
una nena llorona en caso de que Hilary apareciera en cualquier momento- Estaba
durmiendo en la habitación de Avie cuando pasó…
- ¡Ay, Frank, sí, así!- gemía Hilary en
la camilla del cuarto donde se habían encerrado con Iero para hace de las
suyas.
Sin deseos de entrar en detalles
bochornosos y dejando que su imaginación vuele, sólo es posible decir que el
“pequeño” Frank no le daba respiro a Hil, quien, después de media hora no
parecía querer parar aunque su acompañante ya dejaba ver una cara de cansancio
monumental.
- Hil, Hil… Ay, esperá un poco…- le
rogaba el muchacho, haciéndolo lo más rápido posible para poder calmar a su
compañera que parecía no tener agotamiento de ningún tipo después de tanto
tiempo haciéndolo.
- No jodas, y seguí así que me encanta…-
y una pícara sonrisa se marcó en sus labios.
- Ay, en serio…- y Frank no pudo más y
terminó abatido a un lado de ella en la camilla.
- ¿Ya está?- pregunta Hilary un tanto
desilusionada.
- ¿Que si ya está? ¡Estamos hace más de
cuarenta minutos acá! ¡No soy una máquina de sexo, nena!- exclama exasperado,
pero aún así muy satisfecho.
- Aburrido.
Iero le pasa su ropa para que se cambie,
lo mismo que él. Qué sexy que se veía el guitarrista un poco transpirado,
tratando de ponerse los pantalones sin caerse. Hil se quedó un rato sentada
mirándolo, sin saber muy bien cómo iba a reaccionar frente a Jared en cuanto lo
viera o lo que iba a pasar entre Frank y ella más adelante.
- Dale, mi vida, ¡no tenemos todo el
día!- la apura Frank al ver que todavía estaba con su pantalón y medias en la
mano- En cualquier momento van a tener que internar a algún mimo que fue
baleado y no van a entender por qué está cerrada la habitación.
- Bueno, mala onda, ahora termino de
cambiarme.- le responde Hil recuperando la cordura.
Una vez que los dos estuvieron más o
menos presentables, salieron del cuarto y trataron de no cruzarse con nadie,
pero la sorpresa llegó al recorrer el pasillo donde estaba el cuarto de Avie:
Alice, Avril, Mikey y Jared estaban sentados en las butacas, muy impacientes
pero felices.
- Hey, ¿dónde estabas vos?- le pregunta
Jay a Hil mirando de reojo a Frankie.
- ¿Acaso es tu sirvienta que le tenés
que hablar así?- le recrimina Iero quien endurece el gesto al ver al cantante.
- No, pero me interesa saber dónde
estaba en el momento en que su amiga despertó.
- ¿Qué?- pregunta Hil extrañada- ¿Qué
pasó con Avie?
- Ella… Ella despertó hace un rato.
Ahora la están revisando y eso…- responde tímidamente Avril, quien hasta hacía
un momento tenía su cabeza apoyada en el hombro de Alice.
Hilary buscó la mirada de Al para que
corroborara lo que la canadiense acababa de decir.
- Sí, es verdad, Hil… Al final no fue
tanto tiempo como creíamos.-le dijo Alice con un alivio en su voz que hacía
días no escuchaba.
Entonces sale el doctor al pasillo,
sosteniendo en una mano sus anteojos y en la otra unos papeles.
- ¿Quién habla fgancés aquí?- preguntó
mirando esperanzado al grupo.
- Moi- responde enseguida Avril, y se
pone a charlar con el doctor tratando de parecer calmada, pero con una ansiedad
que ni su expresión más seria podía esconder.
Finalmente, el doctor sale junto con las
enfermeras y la cantante se acerca a sus amigos.
- Ya podemos entrar a verla, pero no hay
que hacer que tenga emociones fuertes porque todavía está muy débil.
La advertencia fue en vano, puesto que
sus dos amigas salieron disparadas y entraron sin llamar a la habitación,
haciendo que Avie saltara literalmente sobre su cama.
- ¡AVIE!- gritaron Hil y Alice, y se
abalanzaron sobre la chica llenándola de abrazos (Al incluso le llenó de besos
la frente).
- Ho… Hola- saludó débilmente la chica,
quien aún tenía la garganta un poco seca.
- Estúpida de mierda, ¡no sabés el susto
que nos hiciste pasar!- comenzó Hilary- Encima esta maricona se la pasaba
llorando y la otra de tu novia histérica y…
- ¿Dónde está Avril?- la cortó Avie.
- Am… afuera. Pero escuchame ahora:
entre esta boluda que se la pasaba llorando en el hombro de Mike y la otra
rubia que andaba como en sus días, te juro que casi me rajo a donde están los
demás…- insistía Hil.
- Avie…- se escucha desde la puerta, y
las tres amigas se dan vuelta. Ahí estaba Avril quien tenía ojos sólo para la
resucitada, rígida como una tabla y con cara de no poder creer lo que veía.
Una mirada de Alice bastó para que Hil
entendiera que ahora la canadiense y su amiga debían estar solas. Aunque, como
era de esperarse, Hilary no salió de la habitación sin propinarle a Lavigne un
“accidental” codazo.
- Boluda, no puede ser que no nos deje
ni un rato para estar con Avie.- se quejaba en el comedor del hospital Hilary
mientras revolvía su café.
- Hil, si Avie de verdad hubiese querido
hablar con nosotras primero, no hubiera preguntado por Avril a la primerísima
oportunidad.- trataba de convencerla Alice desde la otra punta de la mesa,
agregándole azúcar a su té.
- ¡Ay, vos siempre defendiendo a los
inocentes! Se supone que es nuestra amiga, o sea, la conocemos desde mucho
antes que esa rubia mal teñida, nosotras tenemos prioridad… ¿O no que los
amigos iban antes que la pareja?- y mira desafiante a Al.
- Sí, es verdad, los amigos son lo más
importante en nuestras vidas porque suelen durar más que una pareja. Pero un
verdadero amigo te aguanta hasta en esos meses en enamoramiento terribles y
después te ayuda a olvidarte del corazón roto.- le dice Alice tranquila.
- O del culo roto…
- Siempre tan sentimental vos- comenta
Frank riendo ampliamente, dejando a la vista esos colmillos encantadores.
- Ya sé que soy un amor, petizo- y le
guiña un ojo cómplice.
- Bueno, bueno, lo que ahora importa es
que Avie está mejor y dentro de unos días vamos a poder volver con los chicos-
dice Mikey para relajar el ambiente-. Ah, Alice, me llamó Gee… Dice que te
manda saludos y espera verte pronto.
Alice se sonroja levemente mientras
clava la vista en el líquido oscuro y revuelve despacio con la cuchara, como
sopesando sus propios pensamientos y recuerdos.
- Hum… Gracias. Supongo que dentro de
poco vamos a volver a Leeds.- culmina Alice, aún azorada.
- En realidad no. La banda ya se
trasladó a Barcelona y nos están esperando para los próximos shows.- aclara el
bajista.
- ¿Y el resto?- pregunta Hilary
arrugando el entrecejo.
- Les di la orden de permanecer en
Inglaterra. Todavía nos queda dar unas cuantas entrevistas ahí y no vamos a
dejar a los periodistas con las preguntas en la boca.- dice serio Jared,
sentándose del otro lado de Hilary y ganándose así una mirada rabiosa de Frank.
Lógicamente que el Leto menor no tenía ni idea de lo que había pasado hacía
unas horas entre Hil y Frankie, pero la riña entre ellos seguía siendo visible.
- Bueno, entonces a Barcelona tendré que
ir…- dijo Alice casi en un murmullo, tomando un sorbo de té.
- ¿Y vos, Hilary? ¿Vas a Barcelona o te
volvés a Londres?- pregunta mirándola a los ojos Jay. Frank se atraganta con su
jugo y luego mira tan intensamente a Hilary como lo hacía el cantante de 30
Seconds to Mars.
- Am… Yo… No sé…- responde ella antes de
levantarse y dirigirse al baño seguida de una extrañada Alice.