lunes, 26 de marzo de 2012

Capitulo 83

La tarde transcurrió muy lenta. Avril se había pasado casi todo el día encerrada en la habitación de Avie. Los médicos habían dicho que estaba estable, lo que calmaba un poco más a sus amigos. Pero lo incierto era que no se sabía cuándo la chica iba a recuperarse, o si lo iba a hacer siquiera.

- Por lo menos está viva, chicas…- dijo Mikey en un momento, cuando las tres se habían sentado en el comedor del hospital para comer con las caras pálidas de la tristeza. Por suerte Hil y Avril no habían vuelto a pelear.

Ya estaba oscureciendo cuando Mike le dice a Alice que vayan a dar una vuelta por los alrededores para despabilarse. Ella aceptó porque ya estaba cansada de ver tanto blanco, de sentir los gritos de las nuevas mamás, de ver gente que pasaba por malísimos momentos. Todo ese ambiente medio la deprimía, y sabía que Mikey iba a sacarle aunque fuera una sonrisa durante el paseo.

Afuera estaba helado, por lo que de Alice sólo se veían los ojos y el cabello. Estaba envuelta en una bufanda grande, unos guantes naranjas y un tapado mullido azul. No era la mejor combinación de colores, pero era lo que había empacado en el apuro.

- ¿Y dónde está Brendon ahora?- preguntó interesado Mikey, cuando pasaban enfrente de una pastelería que mostraba unas elaboradas y deliciosas tartas y tortas.

- Hum… Cuando nos despedimos me dijo que iba a pasar un tiempo en su casa. Supongo que debe estar preocupado porque hace mucho que no le escribo- respondió Alice, deprimiéndose un poco más al recordar eso. Decidió que en cuanto tuviera una computadora, lo primero que haría sería escribirle a Bren.

- Ah, bueno… ¿Tenés ganas de ir a tomar algo? Porque yo sí; lo que te dan en el hospital es desabrido, necesito algo con mucha sal y otra con mucho azúcar.

- Jajaja, bueno, dale, vamos a algún café o algo así. Yo también tengo hambre…- dice Alice poniendo cara de nenita con mañas.

Y entonces pasó: Michael no pudo contenerse a esa expresión tan tierna de la chica, no pudo contener sus impulsos. Sin aviso alguno se para frente a ella y toma su cara entre las manos, deteniéndose para mirarla unos segundos a los ojos, saboreando la confusión y asombro que éstos dejaban ver. Luego bajó la vista hasta sus labios, esos labios que hasta entonces eran casi una utopía, esos labios generosos y siempre rosas.

- Mikey, ¿qué…?- comenzó a balbucear ella, pero él no le dio tiempo a terminar. Sus labios se juntaron, y sin dudarlo Mike le comió la boca.

Al principio había sido grato, un beso apasionado que habría dejado a cualquier chica igual de impresionada que a Alice. Mikey Way sabía besar muy, muy bien, tanto como su hermano. “Debe llevarse en los genes”, pensó Al mientras duraba el beso. Pero luego la situación comenzó a ser un tanto incómoda, tanto para ella como para él. Después de cómo medio minuto, ya no se sentía la química con la que todo había comenzado. Entonces Mikey despega sus labios de los de Alice.

- Yo…- trató de disculparse él.

- Entiendo, fue como que…- sigue ella, igual de sonrojada que el bajista.

- Sí, como si estuviera besando a una hermana- concluye Mike, mirándola aún más sorprendido que ella.

- Sí, sí, eso. Fue muy raro, Mikey…No es que besaras mal, de verdad que lo hacés bastante bien…

- Bueno, vos también, Al.

- Gracias. Pero… No sé qué pasó- dice ella torciendo la boca, un tanto decepcionada por la sensación final que el beso les había dejado. Claro que no esperaba terminar acostándose con él, pero por lo menos un beso placentero que la hiciera olvidar de todo.

- Es mi culpa… Digo, fue una calentura mía y…- trató de disculparse el Way menor.

- Mía también. Si de verdad no hubiera querido besarte, te hubiese dado una cachetada y listo, pero…

- Sí, bueno, fue una calentura, nada más…- los dos se quedaron en la vereda, dándole paso a un incómodo silencio antes de que Mikey volviera a hablar- No volvamos a repetir eso, Alice.

- ¡No, definitivamente no! Eso no se repite.- le dice Alice, esbozando una sonrisa para recuperar el estado semi-alegre que antes los acompañaba.

- De verdad, perdoname, Al.- le dice Mikey tomándola de las manos y mirándola entre desilusionado y avergonzado.

- ¡Ay, Michael! Ya pasó. Quedamos como los buenos amigos de antes, ¿eh?- le dice ella, sonriendo más ampliamente para demostrarle que la situación no le parecía tan embarazosa. En realidad el beso había sido espectacular hasta que se dieron cuenta que querían besarse por puro capricho de ellos dos, cosa que la hacía sentir un tanto estúpida y vulgar a Alice.

- Está bien, está bien… Entremos al café de allá y comemos algo. Y vas a dejar que yo pague todo, ¿bueno?- dice Mike tomándola de la mano y llevándola hasta la entrada de un pequeño café literario en una esquina.

- Esto de que seas tan caballeroso me halaga, señorito Way.

- Lo sé, a las chicas les gusta esto, ¿no?- y ambos entran al local y se sientan en un rincón para darse una buena cena.

- ¿Y Avril sigue adentro?- le pregunta Jay a Hilary. Los dos estaban desde hacía rato sentados en el pasillo, hablando de cosas vanas para distraerse un poco.

- Síp, creo que se va a pasar ahí toda la noche también- responde Hil, soltando un suspiro al no soportar el dramatismo de la situación.

- Tengo que preguntarte algo, Hil- suelta de la nada Jared, mirándola seriamente, cosa que hizo preocupar a la chica. Era muy raro que la mirara justamente de esa forma.

- Em… Sí, decime…- ella se acomoda en su asiento para mirarlo a la cara.

- Vos sabés perfectamente que me traés como loco, preciosa- le dice tomando un mechón de su pelo y acomodándoselo detrás de la oreja-. Pero yo no sé quién te trae loca a vos…

- Ay, Jared…- exclama la chica. Odiaba que la hicieran elegir, más que nada en temas así. Más que nada entre dos bombones de la música.

- ¡Tengo que saberlo, Hilary! ¡No quiero que después termines andando con otro tipo, dejándome a mí como un boludo atrás tuyo durante semanas!- se exaspera Leto menor.

- Bueno, Jay, es que una dama debe guardarse algunos secretos, ¿sabés?- le dice ella levantándose y yendo a buscar un poco de agua.

- Y los chicos no tenemos que contener impulsos como este…- dijo Jared, antes de levantarse de su asiento, tomar con fuerza una mano de Hil y besarla con fogosidad.

Claro que ella no opuso resistencia alguna, amaba besar a Jared. Él la toma por las caderas, acariciándolas con descaro. Ella se pega a su cuerpo, sintiendo el contraste entre su cuerpo blando con el cuerpo fuerte y ejercitado de Jay. Entonces él baja besando la comisura de sus labios, sus mejillas, hasta llegar a su cuello, donde comienza a morderla con delicadeza, haciendo que sintiera su respiración húmeda y caliente en la piel. Hilary lo hubiera violado ahí mismo, pero todavía tenía la cabeza sobre los hombros.

- Vamos a buscar un cuarto libre, Jay…- le dice en un susurro Hil, no pudiendo evitar translucir su deseo por acostarse con él.

- Ay, Hilary…- entonces Jared se separa de ella- Perdón, pero no me gusta hacerlo en hospitales- y pone una carita irresistible de cachorrito.

- ¿Ah?- la chica estaba consternada por la respuesta de él. O sea, Jared Leto, negándose a tener sexo… ¿En qué mundo estaban para que eso sucediera?

- Sí, ya me escuchaste. No me gusta hacerlo en hospitales… Puede haber algo contaminado y no quiero enfermarme. Así que por hoy no, linda- le dice.

Luego le besa una mejilla con delicadeza y se va caminando por el pasillo como si nada, dejándola con ganas de violarlo y matarlo. Definitivamente estaba abrumada.

En eso llega Frank, quien pasa al lado de Jared y lo mira sorprendido al ver su cara de “soy un chico malo y lo admito”.

- Hola… Ay, qué cara que tenés, Hilary. ¿Qué bicho te picó?- le pregunta Frankie cuando vio la cara de la asesina que tenía su amiga.

- Un bicho que se apellida Leto- responde secamente Hil.

- Uh… ¿Se puede saber qué te hizo? O, pará… ¿TE METIÓ EL AGUIJÓN?- y al pensar en eso su cara tomó un tinte rojo de furia.

- No, no… Nada que ver. Discutimos, nada más…- mintió Hil para no hacer sentir mal a su amigo.

- Ah, bueno… ¿Te puedo decir algo?- pregunta él, acercándosele un poco más.

- ¿Qué cosa?- pregunta ella, extrañada por la forma en la que el guitarrista la miraba.

- Me encanta cuando estás enojada, Hil. Me encanta que estires así los labios, y me mires como si quisieras destriparme… Es muy sexy, Hilary…

Bueno, esa tarde fue bastante interesante para la chica, puesto que en menos de lo que dura un parpadeo, sus labios ya estaban juntos. Y no faltó mucho para que la calentura de Hil volviera, y con más fuerza.

- Vamos a buscar un cuarto, nena…- le dijo Frank entre besos apasionados.

- Ajá…- responde ella, terminando de besarlo y levantándose para recorrer el pasillo en busca de una habitación vacía.

Cuando la encuentran, Frank traba la puerta con una silla, e inmediatamente después se acerca a Hil para seguir besándola. Entonces él le quita la remera, dejándola semi desnuda, y ella hace lo mismo con él…