Ya era de noche en la ciudad del amor. Y
cuánto amor recibía Hilary en ese momento, tanto que la abrumaba. En parte la
hacía sentir bien saber que era el motivo de discusión de dos hombres tan
hermosos, talentosos y apasionados, pero por otra parte era toda una guerra
entre corazón y cerebro que la ponía histérica a más no poder. Y eso podía
confirmarlo Alice con tan sólo mirarla.
- ¿Y bueno, Hil? ¿Barcelona o Londres?-
seguía preguntando insistente Jared. Dios, esos ojos podían ser una tortura
cuando su dueño quería.
- No sé, Jay, dejame pensarlo, ¿sí?- le
respondió ella, tomando apurada un sorbo de café y quemándose así la garganta.
- Jared, ella sola va a decidir adónde
ir, no necesita que alguien como vos la ande presionando- la defiende Frank,
rodeando sus hombros con un brazo.
- Yo nada más preguntaba, enano. Si
creíste que la estaba presionando es cosa tuya- responde tajante el vocalista.
- Chicos, ¿me permiten robarme un rato a
la princesa Hilary?- salta Alice, levantándose de su asiento y tomando a su
amiga por un brazo y llevándosela afuera, sin siquiera esperar respuesta de
alguno de los dos.
Avril estaba recostada en la misma
camilla que Avie, enfrentadas las dos. Hacía más de una hora que estaban
conversando y no parecía que la rubia quisiera parar de hacerlo. Fuera estaba
oscuro y ninguna de las dos se había levantado a prender las luces, para hablar
no hacía falta luz alguna.
- Y eso fue lo que pasó…-terminó de
relatar Avril aún con unas lágrimas incrustadas en sus ojos celestes cielo.
Avie la miraba con detenimiento. Le
parecía que hacía una eternidad que no la veía. Cómo la podían esos ojos
lagrimosos, esos finos labios. Siempre había temido a los sentimientos fuertes
y persistentes, por lo que nunca había pasado más de cinco meses con la misma
persona. Pero con Avril era diferente. Incluso se animaba a proyectar un futuro
a su lado. Sí, eso es lo que quería: un futuro con Avril Lavigne.
- ¿Avie, me estás escuchando?- preguntó
extrañada la canadiense.
- ¿Eh?- balbuceó Avie- Am, sí, sí, te
escucho.
- Entonces, ¿qué fue lo último que
dije?- y le dedica una sonrisa burlona.
- Que… Eh… Que yo me golpeé la cabeza y
quedé en coma- responde dubitativa.
- ¿Ves que no me estabas escuchando?-
ríe Avril, acomodándole un mechón de pelo detrás de la oreja tiernamente.
- Bueno, perdón… Me colgué pensando en
otras cosas.
- ¿En qué cosas?- y sus ojos
interrogativos pasan a formar parte del primer plano.
- No, nada, boludeces mías- responde
Avie, tratando de esconder esos pensamientos y sentimientos que nunca antes
había experimentado.
- Como diga, señorita Avie- Avril la
abraza y la acuna en su pecho-. Creo que es tiempo que hables con tus amigas,
no quiero tener problemas con Hilary…
- Ah, pero si es por ella no te
preocupes que siempre es así, ¿eh?- trata de calmarla Avie.
- No, en serio, casi nos agarramos a las
piñas… Ahora las llamo y les digo que vengan, linda-y le da un dulce beso en
los labios.
Alice y Hilary estaban afuera hablando
desde hacía quince minutos, pero Hil seguía sin soltar palabra.
- Hey, en serio, Hil, sos mi amiga,
podés contarme lo que sea- insistía Al-. O me decís o me lo imagino, y sabés
que cuando quiero mi mente es pervertida.
- Ay, boluda, en serio, no pasó nada…- y
corría la vista porque sabía que su amiga leía los ojos mejor que nadie.
- Hilary, te hablo en serio: quiero
saber qué fue eso de allá adentro- dijo Alice poniéndose en jarras.
La chica se volvió hacia su amiga
furiosa, no con ella, sino con todo el lío amoroso que tenía en ese momento. En
la punta del triángulo estaba ella, la mismísima Hilary, y en las puntas de la
base el Leto menor y Frankie-sexo-con-patas. Quién lo hubiera dicho.
- No sé si te diste cuenta o qué, pero
tengo a Jared y a Frank re calientes atrás mío, Alice- dice Hil tratando de
parecer lo más neutra posible.
- Dah, eso lo sabe medio mundo, querida.
Pero a lo que voy es que por qué Frank no se puso en la misma pose que Jay, no
se puso tan insistente, sino tomó una postura más protectora con vos, demasiado
maduro conociéndolo.
Esa pendeja sí que lograba sacarla de
sus casillas. De cualquier gesto, palabra o mirada ya sacaba un sinfín de
conclusiones e insinuaciones que casi siempre solían ser falsas, pero que
dentro de esas opciones había algo de cierto.
- ¿Eh? Nada que ver, estás alucinando de
nuevo…- trata de esconder la verdad Hilary, “la rompecorazones”.
- ¿Por qué Frankie Iero Priccolo actuó
así, mi estimada Hil?- y se pone en su faceta de Sherlock Holmes sacando un
chupetín y llevándoselo a la boca.
- Lo hice con Frank, ¿okey?- suelta Hil-
Lo hice con el enano. Y Jared no sabe nada y ni se va a enterar, ¿okey?- y la
mira amenazadoramente.
-
No pensaba decirle nada tampoco, mi estimada- le dice Alice volviendo a su
estado normal-. Pero… ¿Qué vas a hacer? O sea, ¿vas a venirte conmigo y My Chem
a Barcelona o te volvés a Inglaterra con 30 Seconds?- y la mira tratando de
disimular su mirada esperanzada- Elegí lo que vos quieras, Hil, yo no me voy a
enojar porque sé que fue tu sueño durante la adolescencia conocer a los Leto y
toda la bola…
-
Ajám, y el tuyo conocer a los chicos de My Chemical…- añade su amiga con la
mirada ausente, recordando aquellos días donde las tres soñaban con sus
cantantes, sus bandas, con conocerlos algún día y decirles qué tan especiales
eran para ellas.
-
Y el de Avie estar con Avril a toda costa…-Alice volvió a recordar eso años
donde morían por un póster de los chicos, por sus CDs, las tweetcam, los chismes.
-
Esto es un sueño, ¿verdad, Ali?- pregunta Hil aún recordando.
-
Quizás, o quizás sólo sea el principio de una… pesadilla.
-
¿Por qué siempre tan negativa?
-
No soy negativa, estoy tratando de ser realista…-Al se vuelve y la mira- Hacía
mucho que no me decías “Ali”.
-
Mal… Me siento como cuando teníamos quince años y nos baboseábamos por estos
tontos.
-
Qué tiempos… Pero, Hilary, ¿qué vas a hacer? ¿Perseguir tus sueños o quedarte
con tus amigas?
En
un patio interno, se encontraba el bajista de MCR hablando por celular con su
tan apreciado hermano. Siempre discutían, y las peleas habían aumentado desde
que Alice había llegado a sus vidas, aunque no sospecharan que ella era el
motivo de su continuo enojo mutuo. Ambos adoraban a la chica a su modo, y era
un cariño especial para cada uno.
-
Y… Em… Eso, vengan a Barcelona cuanto antes… Te estás perdiendo las paellas- le
decía Gee con un tono de voz neutra pero algo tensa.
-
Sí, no te preocupes, mañana a la noche nos vamos para allá con Frank y
Alice…-le comenta Mikey mirando su reflejo en uno de los vidrios. “Quizás una
afeitada no me vendría mal”, pensó al verse.
-
¿Y el resto?- pregunta con falso interés Gee. Ah, maldito mentiroso, siempre
fingiendo que todos los que conocía le interesaban cuando sólo unos pocos lo
hacían.
-
No sé, ni me importa- al menos Mike era sincero-. ¿No hay nada más que quieras
preguntar?
-
Sí, hay algo que quiero saber- le dice secamente Gee, mordiendo una de sus uñas
del otro lado del teléfono.
-
¿Qué pasa, bro? ¿Qué querés que te investigue?
-
Vos y Al… ¿Qué pasó?- se notaba que era una pregunta que se había estado aguantando
durante toda la conversación.
Mikey
suelta una risita. Qué predecible que era su hermano para él. Cuando una chica
se le metía en la cabeza era imposible sacársela, hasta que el capricho se le
pasara y se buscara otra “distracción”.
-
Mirá, como pasar no pasó mucho. Nada más nos besamos. Pero para tu suerte sentí
como si estuviera besando a mi hermanita, así que lo que le tenía eran ganas y
a penas. Es toda tuya- qué aliviado había sonado el suspiro de su hermano del
otro lado del teléfono.
-
¿Y Brendon? ¿Qué sabés de él?
-
Creo que hace mucho que no se hablan, pero supongo que ella sigue pensando en
él, así como él en ella. Pero no creo que pase nada si no están en la misma
ciudad.
-
Gracias por el dato, Michael- parecían espías de la CIA intercambiando
información.
-
Sonaste como papá, y eso me dio miedo, Gerard.
Ambos
ríen. La verdad es que hacía mucho que no iban a casa.
-
Nos vemos mañana, hermanito- se despide Gee-. Cuidame a Alice, ¿bueno?
-
Tranquilo que la empaqueto con plástico de burbujas para vos- le responde Mike
antes de colgar. “Las cosas con Alice no se dieron”, pensó el bajista volviendo
a entrar al hospital, “pero quién dice que quizás mi hermano tenga una novia de
verdad”.