viernes, 6 de marzo de 2015

Capítulo 91


Todo el grupo de My Chemical estaba esperando a sus dos amigas en la recepción del hotel. Gracias al cielo los paparazzis se habían cansado de esperar a que salieran, por lo que a las once de la noche ya no quedaba nadie afuera. Todos los chicos se habían alistado para ir a un pub no muy lejos del hotel, al cual podían ir caminando a pesar del frío.
Pasados diez minutos de las once de la noche, ven aparecer en el ascensor a las dos chicas. Frank y Gerard quedaron impresionados al verlas: iban vestidas para matar. Hilary, siempre más atrevida a la hora de vestir, llevaba puesta una pollera de cuero a tablas, una musculosa blanca y zapatos de plataforma; había alisado su pelo, por lo que le caía hasta la mitad de la espalda. Alice, por su parte, había decidido ponerse su mejor pantalón de jean oscuro, botas y una remera abierta a los costados de Panic! At The Disco; colgando del brazo traía un saco negro.
- Ya era hora- les dijo Gerard, tratando de disimular su asombro.
- Sólo fueron diez minutos, no es para tanto- le recriminó Alice, pasando junto a él para acercarse a donde estaba Mikey.
Todos salieron del hotel en grupo, y comenzaron a caminar. La ciudad era hermosa, aún de noche y con tanto frío. Mike y Alice iban muy entretenidos hablando, mientras que Frank y Hilary iban atrás del todo, jugando. Gerard, como siempre, iba al frente, dirigiendo al resto.
Cuando llegaron al pub, buscaron mesas lo más alejado posible de la puerta, por las dudas. Ocuparon una mesa y todos hicieron sus pedidos. Tanto Mike como Al iban decididos a pasarla bien, más allá de lo que pudiera pasar con unas copas de más encima.
- Cinco cervezas, un sex on the beach y un Indiana Jones, por favor- le pidió Gerard a la mesera.
- Qué aburridos- suelta Alice de repente-. Siempre cerveza.
- Sólo es el comienzo, enana- le dijo Ray, despeinándola.
Pasaron dos horas así, tomando y hablando entre ellos. De a poco el lugar se fue colmando de más gente, que por suerte no los reconocieron. Para esa altura, los chicos habían pasado de cervezas a whiskies, vodka y demás bebidas fuertes. Hilary y Alice ya se sentían un poco mareadas, pero no lo suficiente como para no percatarse de la borrachera de sus amigos. Hacía media hora Frank había comenzado con sus discursos filosóficos, y Alice le tomaba el pelo cada dos por tres, haciendo que el resto estallara en risas.
La música había comenzado a sonar más alta, y Hilary arrastró a Frank a la pista para que dejara de hablar un momento. Bob y Ray habían ido a la barra a pedir algo más para tomar, ya que la mesera no aparecía por ningún lado. Mikey, quien se había envalentonado por el alcohol, se alejó, tratando de no caerse, para hablar con una chica que acababa de entrar al lugar con un grupo de amigas. Así que sólo Gerard y Alice quedaron en la mesa, conversando y tratando de omitir la incomodidad que sentían al encontrarse los dos solos.
- ¿Y por qué te pusiste esa… esa cosa?- preguntó Gerard, señalando la musculosa de la chica.
- Porque me gusta, Gee- le respondió Alice, mirándolo a los ojos, esperando la reacción de él.
El chico pone los ojos en blanco mientras toma otro trago de whiskey. Alice ríe divertida por la cara de él. Se cambia de asiento para poder estar más cerca del cantante, y de forma inesperada, lo toma del brazo y apoya su cabeza en su hombro. Siempre le había gustado su perfume, y en el estado en el que estaba, la volvía aún más loca. Cerró los ojos y aspiró profundamente. No sabía explicar por qué, pero una sensación de tranquilidad la invadió al instante.
- Hey, en serio…- le dice Gerard por lo bajo, obligándola a que lo mire a los ojos- No me gusta esa remera- y frunce levemente el ceño.
- ¿Y?- replica Alice, en plan de nena caprichosa- A mí me encanta, Arthur…
Antes de que pudiera seguir hablando, sus labios chocan con los de Gerard de forma inesperada. Él toma su cara entre las manos y la acerca aún más hacia sí, como tratando de evitar de que escape. Alice sigue con el beso. Realmente quería hacerlo, pero hasta entonces no se había percatado de ello. Ahora sí que la estaba volviendo loca. Gerard parecía estar ávido de Alice por la forma en que la besaba.
Mikey llega a la mesa acompañado de una chica rubia, y ambos se sientan en la mesa, cada uno con una bebida en la mano. Al darse vuelta para hablarle a su hermano, queda con la boca abierta. ¿Esa era Alice?
- ¿Qué pasó acá?- pregunta en voz alta, para que los otros dos lo escucharan. Al instante, Gerard suelta a Alice, quien lo mira molesta por la interrupción.
- Ah, hola, Mikey y… Rubia- saluda Gerard haciendo un movimiento de cabeza. Sin esperar respuesta, se vuelve hacia Al, y la toma de la mano-. Vení, acompañame afuera.
Y los dos se levantan de la mesa, dejando al bajista con su chica a solas.

Unos metros más allá, Frank y Hilary estaban bailando sin preocuparse de empujar a la gente de su alrededor y en cada descuido de Hil, Frank aprovechaba para besarla. Sin embargo, a los pocos minutos, el lugar realmente se había llenado, por lo que apenas podían bailar.
- Vayamos a otro lugar- le dice Hil al guitarrista.
- ¿Qué?- le pregunta él, quien entre la música y el alcohol apenas podía entender lo que decía.
Hilary lo toma del brazo, y casi a la rastra lo saca del pub en el que estaban. Gracias al cielo, a lo largo de la calle había otros pubs, bares y discos a los que podían ir. La chica se dirige a la disco más cercana, y se posicionan en la fila para entrar. Frank, mientras esperaban, se abrazaba a Hil para no marearse, y le sonríe.
- Estás muy linda hoy- suelta de repente el muchacho- ¿Querés ser mi novia?- le pregunta al oído, haciendo que la chica estallara en risas.
- Estás muy borracho, Frankie- le explica ella-. Después hablamos de eso.
- Está bien, está bien- responde el chico, tratando de mantenerse en pie.
De la nada, ambos se ven cegados por muchas luces. Flashes. Flashes de cámaras. Paparazzis.
- ¡Mierda!- grita Frank, quien había entendido lo que sucedía antes que su compañera.
- ¿Qué hacemos?- le pregunta Hilary, preocupada. Sabía que a Gerard no le iba a gustar nada eso.
- Acompañame- y la toma de la mano y comienza a adelantarse en la fila.
Sin importarle los gritos del guardia de seguridad, ambos entran al local y se mezclan entre las personas que estaban. No pararon de correr hasta llegar a la otra punta del establecimiento, cerca de la cabina del DJ.
- ¿Qué hacemos ahora?- pregunta Hil, un poco agitada por la pequeña carrera que habían emprendido.
- Tenemos que encontrar la salida de emergencia- le explica Frank, a quien al parecer se le había pasado un poco la borrachera.

Gerard había conducido a Alice hasta un callejón cercano al pub donde se encontraba el resto del grupo. Ella se encontraba contra la pared, casi escondida tras el cuerpo del cantante, quien le sacaba fácilmente una cabeza de alto. De los besos simples habían pasado a aquellos más profundos, y ahora Gerard se encontraba mordisqueando desde los labios de la chica hasta su cuello. Alice sentía que en cualquier momento su cabeza iba a salir volando ante tantas sensaciones placenteras.
En determinado momento, Gerard mordió un poco más fuerte la piel de Al, haciendo que ella lo apartara de su lado. Riendo, Alice se frotó la zona adolorida y miró divertida al cantante.
- No tenés remedio, Gee…- susurró, entrecerrando los ojos- Seguís siendo un animal.
- Lo soy porque sé que te gusta que así sea- le responde él, acercándose nuevamente, pronto para el ataque.
Pero antes de que pudieran siquiera acercarse a los labios del otro, una puerta enfrente se abre con gran estrépito, y de ella salen corriendo dos personas. Una de ellas tropieza y cae al mugroso suelo del callejón, mientras que la otra, una chica, se encarga de cerrar la puerta.
- ¿Frank?- pregunta extrañado Gerard, mientras lo ayudaba a levantarse.
- Hilary- la llama Alice, extrañada- ¿Qué pasó? ¿No estaban bailando en el pub?
- Me aburrí y quise ir a bailar a otro lugar, pero resulta que…- y se interrumpe al ver que el cantante también estaba prestando atención a lo que decía.
- ¿Que qué?- preguntó impaciente su amiga.
- Que…- y volvió su mirada de Gerard a Frank, preocupada por lo que el primero podría llegar a decirles.
- Que nos encontraron unos paparazzis, Gee- concluye Frank, esperando un grito por parte del cantante.
Los cuatro quedan un rato en silencio.
- Bueno- comienza Gerard-. En ese caso, mejor nos vamos de acá. Voy a decirles al resto que se tomen un taxi hasta el hotel. Nosotros salgamos por la otra calle- y sin esperar reproches comenzó a caminar.
Frank y Hilary se miraron extrañados, pero estaban felices de que no se hubiese puesto en papel de jefe malvado. Al parecer, su amiga Alice se había encargado de ponerlo de un muy buen humor.


Capítulo 90


Al bajar en el aeropuerto de Barcelona, el grupo se dirigió inmediatamente a la búsqueda de un taxi. Los músicos rogaban por no encontrarse con ningún fan, o algún paparazzi al acecho.
Hilary y Alice iban detrás de los chicos, aún un poco adormiladas por el vuelo, cuando ven que un hombre encapuchado camina rápidamente hacia donde ellas estaban. Instintivamente, Al toma del brazo a su amiga y la arrima junto a ella. Entonces Hil también ve al hombre encubierto y comienza a caminar más rápido para alcanzar a sus amigos.
- Hey…- llama el hombre por lo bajo- Soy yo, no se asusten.
Y cuando las dos chicas se dan la vuelta para ver el rostro del desconocido, quedaron aún más sorprendidas que antes: el mismísimo Gerard Way en persona había ido a buscarlos al aeropuerto. Ni que hablar del asombro de Alice al verlo parado detrás de ellas, usando un gorro negro, lentes de sol y un sobretodo gris oscuro.
- Gerard…- exclama Alice, aún sin salir de su asombro- Hola.
- Hola- responde él, quien parecía estar en un estado de confusión similar al de la chica.
Hilary, al ver que su amiga y el cantante parecían estar en un estado de transe demasiado dramático, eleva sus ojos al techo. ¿No que esas escenas ocurrían sólo en las películas?
- Mikey, Frank- los llama Hil por lo bajo-. Vengan.
Los dos muchachos se dan vuelta, y al reconocer quién estaba con las chicas, una sonrisa se forma en sus rostros al instante.
- ¿Qué hacés así vestido?- le pregunta riendo Frank a Gerard, mientras lo abrazaba de forma cariñosa.
- Sólo despistando a unos paparazzis que me siguieron hasta acá- y viendo el atuendo de su hermano y de su amigo, agregó:-. Cosa que ustedes deberían hacer igual.
Una vez instalados en el hotel donde se estaba alojando la banda, los chicos dejan a las dos amigas solas en su cuarto y salen a recorrer la zona, y a interactuar un poco con los fans que los esperaban afuera para no levantar sospechas. Hilary les había dicho que estaba muy cansada siquiera para salir a comer, y Al no quiso dejar a su amiga sola.
Hil se había acostado en su cama a mirar tele mientras que Alice se daba una ducha. ¡Al fin canales en español!, pensó la primera cuando comenzó a hacer zapping.
- Ya está disponible el baño- le avisa Alice, quien salía envuelta en una toalla blanca y con el pelo aún húmedo.
- En un rato me baño yo igual…- y sin despegar los ojos de la pantalla, le pregunta a su amiga- ¿Qué pasó en el aeropuerto con Gerard?
- ¿Hum?- pregunta distraída Al mientras buscaba en su valija qué ponerse.
- Eso. En el aeropuerto. Cuando se quedaron mirando como dos idiotas- le explica, perdiendo un poco la paciencia.
- No sé, ¿por qué?- pregunta asomando la cabeza por encima de la valija- ¿Qué pasó?
- ¡Decime vos!- le grita exasperada Hilary- Se quedaron mirando como si hubiese sido la primera vez que se veían. Fue demasiado… Cursi.
- Puede ser…- le dice Alice, quien estaba desparramando todas sus medias sobre la cama- Pero no sé. Fue algo parecido a lo que dijiste. Pero yo diría más bien que fue un reencuentro inesperado.

Simultáneamente, algo parecido estaba ocurriendo con los hermanos Way. Si bien había salido la banda entera a pasear, ahora Mikey y Gerard se encontraban sentados en un café, apartados de los otros tres. El mayor de los Way tenía un semblante serio que ponía un poco nervioso a su hermano menor.
- ¿Por qué me pediste que nos sentáramos acá?- le pregunta Mike antes de darle un sorbo a su café.
- Quiero que me digas qué pasó entre Alice y vos todo este tiempo que yo no estuve- le dijo directo Gerard, sin siquiera parpadear.
- ¿Qué?- pregunta el bajista tratando de no atragantarse- ¿Qué pensás que pudo haber pasado? Nada. No pasó nada. Somos amigos y nada más. Quedate tranquilo.
- ¿Y qué pasó con ese Brendon Urie?- preguntó arqueando una ceja- ¿Se vieron allá?
- No- respondió Mikey, frunciendo el ceño-. Y no la estuve interrogando respecto al tema.
- Bueno, no te enojes- le dice Gerard, tratando de calmarlo. Sin saber qué hacer o decir, comenzó a mirar el local y siguió tomando su café, como si nada hubiera pasado.
- ¿Y a vos por qué te interesa tanto?- le preguntó Mikey al fin.
- Por curiosidad, sólo eso- le respondió quedamente el cantante.
- No es cierto. Sos mi hermano, te conozco. Y sé cuándo te obsesionás con algo… O alguien- y haciendo una pausa para mirarlo a los ojos, agrega- ¿Qué sentís por ella?
- No tengo idea- le responde, sonando más franco de lo que quería-. Creo que por eso pregunto tanto.


Al día siguiente, las chicas bajaron a desayunar, y Frank, Mikey y Bob las acompañaron. Gerard y Ray estaban terminando de arreglar algunos asuntos respecto a los conciertos que iban a dar esa semana.
- ¿Cómo dormiste, princesa?- le pregunta por lo bajo Frank a Hilary, quien estaba sentada junto a él.
- Bien, supongo- le responde ella sin darle mucha importancia. Sus pensamientos seguían siendo un torbellino, el mismo que la atormentó cuando cortó la llamada con Jared el día anterior.
- ¿Qué pasa?- preguntó el guitarrista preocupado.
- Nada, sólo estoy cansada de viajar tanto- le mintió la chica, y para que fuera más creíble aquello lo sonrió levemente.
- Bueno…- y con una sonrisa de costado, le susurró- Si querés podés venir a mi cuarto antes del almuerzo y yo te recompongo.
- ¡Frank!- rió Hil, tratando de no tirar su tostada. Todos en la mesa se dieron vuelta a verlos, divertidos.
En la otra punta de la mesa, Alice y Bob estaban muy entretenidos hablando de todo lo que había pasado mientras ellas estaban en el hospital. No habían sido muchos sucesos importantes, pero de todas formas ella quería saber. Muy en el fondo, Al sabía que quería conocer cada detalle de la vida de Gerard. ¿Qué le pasaba?
- Y eso fue todo- concluye el rubio-. Supongo que ustedes no hicieron más que nosotros.
- No, es cierto…- y frunciendo el ceño, le dice- Pero hoy podríamos hacer algo, si es que el mandón de Gee los deja.
- ¿Algo como qué?- se suma Mikey a la charla.
- Tengo ganas de salir a un pub o algo, y supongo que los de acá deben ser magníficos- le responde Alice con cara soñadora.
- Cuando querés sos una borracha cualquiera, Al- le dice Mikey riendo ante la expresión de la chica.
- ¡Hey!- exclama ella, y le tira su servilleta.
Pasados unos pocos minutos, y habiendo terminado el desayuno, todos acordaron que a las once de la noche salían del hotel en busca de un poco de diversión. Entonces cada uno se levanta para seguir con sus asuntos. Alice se va con Mikey con la excusa de que en su cuarto se aburría demasiado y quería ayudarlos en cualquier cosa que necesitaran.
Por su parte, Hilary estaba por subir en ascensor hasta su cuarto cuando una mano hace que se vuelvan a abrir las puertas de éste. Irritada, asoma su cabeza por el espacio entre las puertas, y lo ve a Frank muy sonriente del otro lado.
- ¿Qué pasa?- le pregunta ella una vez que el guitarrista hubo subido al ascensor.
- Nada, sólo quería darte algo- le dice con una sonrisa que hubiese derretido el Polo Norte.
- ¿Qué cosa?- responde Hil, tratando de mantener la cordura.
- Esto- y antes de que la chica reaccionara, Frank ya la tenía contra una de las paredes del ascensor y la besaba con locura.
Así siguieron hasta entrar en la habitación de la chica. Ambos, como era de esperarse, terminaron en la cama de Hilary, enredando todas las mantas y sábanas. Al fin podían estar solos sin nadie que los interrumpiera, y sin miedo a contraer alguna enfermedad intrahospitalaria.

Cuando la acción hubo terminado, Frank los tapó con una de las sábanas y abrazó a Hil, quien no opuso resistencia alguna. Ella colocó su cabeza cerca del cuello del chico, y… ¡Dios!, pensó Hil. Su perfume me vuelve loca.
- Hilary…-murmuró Frank en voz baja, mientras le acariciaba el pelo delicadamente.
- ¿Sí?- preguntó ella, quien estaba entrando en un leve pero tranquilo sueño.
- ¿Por qué lo llamaste a Jared?
La chica abrió los ojos como platos, e hizo su mayor esfuerzo por no saltar de la cama. ¿Cómo se había enterado de eso? No borró la llamada. Eso era. No había borrado la maldita llamada antes de devolverle el celular. ¡Pero qué idiota había sido! ¿Pero por qué se preocupaba tanto ella? No había hecho nada malo según su criterio.
- Y… ¿Eso te molestó?- preguntó Hilary, a media voz.
- Yo pregunté primero, linda- le dice Frank, a quien tenía a la misma altura ahora. Estaba muy serio, pero no parecía molesto.
- Lo llamé para avisarle que me iba con ustedes… Para despedirme. Sólo eso- dijo ella, sonando lo más relajada que pudo. Pero por algún motivo sabía que era probable que la hubiera cagado.
- Ah…- murmuró el chico, quien volvió a acariciarle el pelo, distraído.
- No tenés nada de qué preocuparte, Frank- le dijo Hil mientras lo volvía a abrazar-. Estoy acá con vos, no con él. Te elegí a vos.



Capítulo 89


No podía creer lo que acababa de suceder. No podía creer que había tenido el coraje suficiente para enfrentarse a quien amaba más que nada en todo el mundo. Hilary sentía una presión muy fuerte en el pecho, le faltaba el aire y sentía que se iba a ahogar en sus propias lágrimas. Era tan doloroso dejar ir a quien más quería porque no había sido capaz de respetarla. Era tan doloroso tener que poner el amor propio ante Jared Leto.
Avie la tomó de un brazo y logró que se sentara en la silla junto a la cama. Y luego esperó, junto con Avril, a que su amiga cesara de llorar. Jamás desde que se conocían la había visto llorar de esa forma, tan desconsolada. ¿Por qué no estaba Alice ahí? Ella sabía manejar esas situaciones mejor que nadie. Detestaba que alguien se pusiera a llorar en su presencia, nunca sabía qué podía hacer para consolarla.
Para sorpresa de la chica, es Avril quien se acerca y rodea con sus brazos a Hilary, quien le devuelve el abrazo y se aferra a la canadiense. La cantante mira a su novia, y sonríe al ver su cara de consternación. Sólo cuando los espasmos causados por el llanto hubieron pasado, Hilary se soltó de Avril.
- Gracias…-murmuró ella, secándose las lágrimas con el dorso de la mano.
Antes de comenzar a preguntarle por el motivo de su tristeza, Avie le acerca a su amiga una caja con pañuelos descartables. Hil tomó uno y estaba limpiándose la nariz cuando Alice entra de repente en el cuarto, dejando entrever una sonrisa de felicidad, que se le borró al instante de ver a Hilary destrozada.
- ¿Qué pasó?- pregunta asustada, acercándose rápidamente a su lado y tomándole la cara entre las manos.
- Sentate que estaba a punto de comenzar a contar eso- le dice, tratando de parecer molesta por la actitud protectora de la chica.

Cuando finalizó el detallado relato de lo sucedido, Hilary les pregunta a las otras tres muchachas:
- ¿Qué se supone que deba hacer ahora?
Las tres se miraron un instante, consternadas. ¿Desde cuándo la diva de Hilary pedía ese tipo de consejos a sus amigas? Realmente había quedado destruida. Al menos sabe cuándo pedir ayuda, pensó Alice.
- Bueno…-carraspeó Avril, algo incómoda- Si querés, podrías pasar algunos días con nosotras en Canadá.
- No, no. Gracias…- respondió desanimada Hil- Creo que lo mejor sería irme a Barcelona con Al y el resto- determinó la chica.
- ¿Con ustedes?- preguntó Alice alzando una ceja- ¿Las dos se van a Canadá?
La cantante y Avie se miraron de forma cómplice antes de comenzar a relatarles la decisión de ambas.

Poco más que media hora habían pasado hablando las cuatro chicas cuando alguien golpeó la puerta. Antes de esperar respuesta, Frank abrió la puerta y asomó la cabeza.
- ¿Qué tal, señoritas?- saludó con una sonrisa esplendorosa- ¿Interrumpo algo?
- No, ya terminamos- le responde Avie-. Pasá.
Él cerró la puerta tras de sí. A simple vista se podía notar que estaba algo nervioso, puesto que tenía las manos metidas dentro de los bolsillos del pantalón y se mordisqueaba los labios. No sería necesario decir que para Hilary, Frank lucía tremendamente adorable estando así de ansioso.
- ¿Ya nos tenemos que ir?- preguntó Al, levantándose rápido de su asiento.
- Más o menos sí- le respondió el chico-. Mike ya llamó a un taxi para que nos venga a buscar.
- Bueno, entonces mejor vamos despidiéndonos- y acercándose a él, le susurró-. Quedate tranquio. Viene con nosotros.
Frank soltó un suspiro que parecía haber estado conteniendo todo ese rato, y al instante una sonrisa se dibujó en sus labios. Sin decir nada más, se retiró del cuarto.
En ese momento, Hil y Alice se despiden de las otras dos chicas, a quienes no verían después de mucho tiempo. Hubieron algunas lágrimas de por medio, sobre todo de Alice, pero en general las cuatro estaban felices porque iban a continuar con sus caminos. Prometiendo volver a encontrarse cuando el destino lo quisiera, las dos que partían a Barcelona salen de la habitación.

- ¿Listas?- pregunta Mikey a las chicas antes de subirse al taxi.
- No- responde cortante Hilary, que desde hacía unos minutos parecía perdida en sus pensamientos.
- ¿No?- pregunta extrañada Alice- ¿Qué te olvidaste?
- Nada, pero tengo que llamar a alguien antes…- y mirando a Frank, pregunta- ¿No me prestarías tu teléfono, enano?
- Sí, claro…- y con cara de no entender, le tiende el teléfono a la chica.
Hilary se aleja un poco del grupo y marca el número de Jared. Rogaba que tuviera señal en donde fuera que estuviera el cantante. Pulsa la pantalla y espera. Uno, dos, tres tonos de llamada suenan antes de que Jay contestara la llamada.
- ¿Iero?- pregunta con un tono entre extrañado y enfadado.
- No, soy yo…- le dice la chica con un nudo en la garganta, que trata de deshacer tosiendo por lo bajo- Quería decirte algo.
- Te escucho- le responde en un tono más amable, pero aún con un deje de enfado.
- Me voy a Barcelona, con Alice y el resto…- dice Hil tratando de parecer lo más decidida posible.
- Genial- responde al instante Jared-. Yo me estoy por subir al avión, así que tengo que cortar. Adiós- y sin siquiera esperar respuesta de la chica, corta la llamada.
Hilary queda unos segundos mirando la pantalla del celular, consternada. ¿Cómo alguien podía llegar a ser tan orgulloso? Ella igual estaba comenzando a enojarse. Pero claro que no podía dar señas de eso, puesto que fue su decisión irse a Barcelona y dejar que Jared volviera solo a Inglaterra. Tratando de parecer lo más calma posible, volvió con el grupo que ya la estaba esperando en el taxi.
- ¿Todo en orden?- pregunta Mike cuando la chica se sube atrás, junto a Alice.
- Sí, está todo bien- y le tiende el teléfono a Frank-. Muchas gracias.
- No hay de qué, preciosa- y el guitarrista le guiña un ojo.
- Bueno, entonces… ¡Vamos!- dice el taxista.




Capítulo 88


Mikey y Alice no habían caminado mucho para encontrar un restaurant apacible a pocas cuadras del hospital donde se encontraba el resto. Se sentaron en una mesa junto a uno de los grandes ventanales. Dentro, gracias al cielo, hacían unos cuantos grados más que afuera.
- ¡Comida italiana!- suelta Alice entusiasmada mientras hojeaba el menú que una mesera, demasiado maquillada para su gusto, les había dejado sobre la mesa.
- ¿Te gusta?- pregunta Mike tratando de no tentarse con las hamburguesas y pizzas. Era hora de que comiera algo con más nutrientes, o al menos algo con no tanta grasa, pensó.
- Me encanta, es mi favorita. Al igual que la mexicana- le responde ella sonriente-. No hay nadie que iguale mis tacos- agrega con aires de superioridad, arqueando una ceja.
- Si es tal como decís, tendrías que hacer una competencia con Gerard- le comenta Mikey-. Hasta ahora no he probado mejores tacos que los de él.
- Así tendrá que ser- y para saldar el acuerdo, se estrechan las manos.
Después de eso, ninguno volvió a hablar más que para comentar qué tan buenos estaban sus platos. Había poca gente en el local, y al parecer ninguno conocía a Mikey. ¡Dios mío!, pensó Alice, observando disimuladamente al bajista, ¿Quién hubiera dicho que estaría compartiendo una cena en Francia con Mikey-fucking-Way? Sin quererlo, una amplia sonrisa se escapó de sus labios, y no llegó a ocultarla lo suficientemente rápido como para que el chico la viera.
- ¿Está rico?- le pregunta como de pasada mientras engullía con ganas su plato de spaguettis con salsa bolognesa.
- Sí, sí- le contesta ella revolviendo su plato, idéntico al de Mike, pero de repente sin apetito -. Igual, no es sólo eso.
Como en las películas, ella esperaba que en ese momento el chico levantara la vista, intrigado, ansioso por saber la respuesta. Pero Mikey estaba mucho más entretenido con su comida. Alice esperó unos segundos para asegurarse de que en realidad no le había prestado atención antes de darle un puntapié por debajo de la mesa.
- ¡Ay! Pará…- se quejó el muchacho, acariciándose la pantorrilla en donde había ido a parar el pie de Al- ¿Qué te pasa?
- Dije que eso no era todo por lo que estaba sonriendo- le explica ella, tratando de parecer la chica más buena e inocente del mundo.
- ¡Oh, mi estimada Alice!- Mike le toma una mano y abre desmesuradamente los ojos, y parpadea varias veces- Por favor, continúa. ¿Por qué esta deliciosa comida no es todo por lo que sonríes esta noche?
Ambos se ríen hasta las lágrimas por la mala actuación del chico. Cuando Al se recompone, le responde.
- Porque, antes de que aparecieras en esa plaza, estaba pensando en cuán afortunada era al poder haberlos conocido en personas. Y al estar con vos cenando ahora- sus mejillas se tiñen de un rosa oscuro antes de continuar-. No quiero sonar como una fan más, pero es la verdad. Toda mi adolescencia, incluso ahora, los adoro. Antes me parecían personas imposibles de alcanzar, y heme aquí: cenando con el bajista de My Chemical Romance; siendo la chica con la que Gerard Way tuvo un amorío. Ya no los idolatro, porque me di cuenta que son tan humanos como yo, pero…- suelta un suspiro de alivio por al fin poder estar contándole esto a alguien- Mierda, ¿qué digo? Si cuando están en el escenario los sigo idolatrando como cuando tenía catorce.
Mikey se queda de piedra en su asiento, consternado. Realmente esa chica los amaba, aunque, claro, a algunos más que otros. Él era su amigo, pero Gerard era el tipo con el que ella quería estar. Alice seguía con ese brillo en los ojos típicos de las chicas y chicos que lograban acercarse a la banda para sacarse fotos.
- ¿Querés que te firme un autógrafo?- pregunta, comenzando a reír nuevamente.
- Mejor nos vamos de vuelta al hospital que en dos horas salimos, y quiero ver qué van a hacer las chicas- le responde ella perspicaz.

Avril ya había recogido todas las cosas de su novia en un bolso. Había llamado a la empresa de aerolíneas que frecuentaba para reservar dos lugares en el vuelo hacia su amada Canadá.
Avie, a quien ya le habían permitido levantarse de la cama, rondaba por el cuarto estirando las piernas, esperando a que alguna de sus dos amigas apareciera para darles la buena noticia. Según lo que la canadiense le había dicho, los chicos de My Chem iban a estar saliendo en apenas dos horas hacia Barcelona,  y lo más probable era que Alice se fuera con ellos. Pero aún no sabía nada de los planes que Hilary tenía.

Hil estaba sentada fuera del hospital, en un banco entre dos arbustos. Aún quería escuchar la propuesta de Jay, si es que había alguna. Pero el problema era que no sabía cómo decirle aquello. El cantante lograba ponerle los pelos de punta con sólo una mirada, cosa que pocos lograban.
Se estaba levantando de su asiento cuando ve salir a Jared por la puerta principal del hospital. Parecía muy preocupado.
- ¡Hey!- lo llamó Hilary, notando cómo en su estómago se formaba un nudo, nada parecido a esa sensación de mariposas del que todos hablaban.
- Ah, acá estabas…- le dice Jared acercándosele con las manos en los bolsillos de su campera- Te estaba buscando. En veinte minutos nos pasa a buscar un chofer para llevarnos al aeropuerto y de ahí nos vamos con los chicos a Inglaterra.
La chica quedó como soldada al suelo. ¿Acaso había escuchado bien? ¿Jared había planeado llevársela  nuevamente a esa isla sin siquiera haberle preguntado?
- ¿Qué?- pregunta con mucho esfuerzo.
- Sí, ya me escuchaste- le dice poniéndole un mechón de pelo detrás de la oreja-. Así que andá despidiéndote de tus amigas que en unos minutos salimos.
- No, Jared- de a poco sentía cómo el calor iba llenando cada rincón de su cuerpo-. No me consultaste nada acerca de esto, de este viaje…
Ahora era Jay el que parecía una estatua. Una hermosa estatua de ojos de zafiro, pensó Hil. Pero no iba a dejar que su hermosura o encanto la disuadieran de abandonar ese sentimiento de rabia que estaba comenzando a desbordarla.
- Oh, Hilary, no seas terca- le dice el cantante simulando una cálida sonrisa-. Si vos querés estar con nosotros. ¿Adónde vas a ir si no? ¿De vuelta a casa, sola? ¿Con los idiotas de My Chemical? No seas ridícula. Andá a buscar tus cosas- y tomándola de una mano, agrega:- Nos vamos.
La chica se suelta con fiereza de su mano, y lo mira fijamente a los ojos.
- Ni vos ni nadie me va a decir qué hacer- ahora sí su cara estaba del color de las frambuesas-. Te estaba por preguntar qué íbamos a hacer allá que fuera mejor de lo que me ofreció Frank… Pero yo no pienso estar con un tipo que me quiera manejar como si fuera su muñeca. Adiós.

Sólo se detuvo cuando hubo entrado al cuarto donde estaba Avie. Cerró la puerta con fuerza tras de sí, y tuvo que apoyarse contra una pared para no caerse.
- ¿Estás bien, Hil?-  le preguntó Avie acercándose y tocándole el hombro delicadamente.
Entonces Hilary, quien siempre se mostraba firme con sus amigas, comienza a llorar a mares. Avie la abraza con fuerza, sin preguntar el por qué de su tristeza. Ya se lo diría más tarde.


Capítulo 86


- ¡Mikey!- lo llama Avril cuando ve al bajista entrando al hospital- ¿Viste a las chicas? Avie quiere hablar con ellas.
- Si no me equivoco, deben estar en el patio de adelante charlando- y al ver que la rubia no llevaba abrigo alguno, agregó- ¿Querés que las vaya a buscar?
- No, gracias, voy yo- y salió casi corriendo fuera a buscar a Hil y a Alice.

Las dos amigas estaban a punto de entrar cuando casi chocan con Avril quien estaba abriendo la puerta.
- ¡Avril! ¿Está todo bien?- pregunta Al a ver que la canadiense estaba un poco agitada.
- Sí, sí, perfecto- hizo una pausa para tomar aire y continuar-. Avril quiere verlas a las dos.
- Ah, ¿así que ahora la dejás que nos vea?- pregunta con malicia Hil mientras pasa a su lado, ignorando la mirada cargada de reproche de Alice.
- En realidad, yo le dije que tenía que verlas a ustedes- aventuró a decir Avril, haciéndole frente a Hil.
Antes de que la aludida pudiera abrir la boca para decir algo más, Al se interpuso entre las dos chicas, y tomó de un brazo a su amiga para que continuara caminando por el vestíbulo hasta la habitación de Avie.
- Algún día se las va a ver conmigo esa petiza…- sentenció Hil una vez que estuvieron fuera del alcance de vista de la cantante.
- No empieces, Hilary- la reta Al antes de entrar al cuarto donde estaba Avie-. Y no le vengas con más problemas entre vos y Avril- dice señalando la puerta-. El doctor dijo que no podía estresarse mucho.
Ambas entran a la habitación que estaba en completa oscuridad. Un poco extrañada, Al prende, lo que hace que Avie suelte un gemido y se tape los ojos con la mano sana. Las chicas observan que ya le habían sacado muchos de los cables que antes tenía, y que habían menos máquinas a su alrededor, hechos que las aliviaron bastante.
- ¿Te volvieron vampiro que te molesta la luz ahora?- bromea Hil sentándose en la silla junto a la cama de su amiga.
Avie se incorpora y trata de acomodarse un poco el pelo.
- No, tonta- le responde riendo- Perdón que las hiciera irse antes… Quería ver cómo estaba Avril- se disculpa mirando a sus amigas.
- No tenés porqué disculparte- responde Alice antes de que Hilary tuviera tiempo de abrir su sarcástica boca-. Es entendible- y le sonríe.
- Sí, eso…- acota Hil, mordiéndose la lengua para no decir nada más.
- ¿Cómo están ustedes?- pregunta Avie con la voz ronca aún. Hacía muchos días que no hablaba, y tenía que hacer entrar en calor sus cuerdas vocales.
- Mejor que vos, seguro- le dice Hil arqueando una ceja al ver su brazo encellado.
- Bueno, no sé si tan así…- dice Al por lo bajo, mirando con perspicacia a Hilary.
- ¿De qué me tengo que enterar?- pregunta Avie abriendo grandes los ojos.
Hil le dedica una mirada asesina a su amiga que la había delatado. No le quedaba más remedio que contarle todo lo que le estaba pasando con Frank y con Jared, y que ahora estaba en una encrucijada porque no sabía adónde ir ni con quién.
Así pasaron dos horas o más, hablando sin parar de todas las cosas que Avie se había perdido mientras no estaba. Era reconfortante estar otra vez las tres juntas y poder charlar tranquilas, sin que los músicos que les habían sacado suspiros cuando eran adolescentes las interrumpieran ahora. Después de tanto revuelo, necesitaban volver un rato a la realidad de sus vidas, recordar viejos tiempos y planificar qué era lo que iba a pasar en un futuro no tan lejano como parecía.

Frank y Mikey estaban sentados en un banco fuera del hospital fumando un cigarro, pensando cada uno en sus problemas en silencio. Mikey recordando lo que había pasado con Alice, y pensando cómo podía ayudar a su hermano a reconquistarla. Sabía que Gerard podía ser un idiota cuando quería, pero se notaba, o al menos él notaba, que de verdad estaba interesado en la chica. Frank se devanaba los sesos pensando en cómo hacer para que Hilary se fuera con él a Barcelona, donde el resto de la banda lo esperaba.
- ¿Qué te pasa, enano?- le preguntó Mikey a Frank, dándole un codazo amistoso.
- Nada, ¿a vos?- le pregunta devolviéndole con más fuerza el golpe.
- Pensando en cómo ser buen hermano y ayudarlo a Gee con su conquista- responde, y suelta un suspiro largo. No habían pasado muchos días desde que habían llegado al hospital, pero el cansancio estaba comenzando a hacerse notar.
- No te preocupes por eso- le da la última pitada al cigarro y lo tira a un costado-. Dejalo a tu hermano que se haga cargo solo de sus problemas y calenturas.
- Pienso que esta vez va a necesitar más que unas miraditas lindas… Al cambió mucho este tiempo, y creo que lo de Brendon va enserio- y frunce el ceño. Aún no estaba seguro de qué impresión le causaba ese chico.
- Como sea, no es tu problema, así que te sugiero que no te metas en ese lío- y lo mira a los ojos, como para corroborar que el bajista hubiese entendido lo que le estaba diciendo.
Mike baja la cabeza y ríe. ¿Acaso había algún momento en donde Frank no tuviera razón? Podría ser unos años menor que él, pero claramente había vivido muchas más cosas, o al menos tenía un mayor conocimiento sobre las relaciones.
- Tenés toda la razón del mundo. Ahora, ¿podrías decirme qué te pasa?
Frank se toma la cabeza entre las manos y suelta un largo suspiro. Antes de explicarle sus problemas, llena sus pulmones con ese aire helado típico del invierno. Era como si un montón de pequeñas agujas de hielo se clavaran dentro de él y luego se derritieran.
- Hilary me va a volver loco, eso pasa- Mikey se tiró hacia atrás, sorprendido por ver al guitarrista tan complicado por una chica que no fuera su ex esposa-. Y no sé si está bien. Digo, nos llevamos muchos años, yo vivo de la música y a la larga todas quieren lo mismo: una casa, un marido que se quede en esa casa, hijos… No digo que me arrepienta de haber tenido a mis hijos, pero es complicado. Siento que todavía soy muy pendejo para esas cosas, pero muy viejo para estar con Hil.
- No había pensado en eso…- ¿por qué hasta entonces no se había fijado en cuan jóvenes eran esas chicas?- Pero no creo que eso vaya a ser un problema… Lo de la edad, digo.
- Seguramente no. Ellas quieren estar con nosotros, está claro…
Antes de que Frank pudiera seguir contando lo que le pasaba, sale Jay del hospital, y camina tranquilamente hacia los dos músicos, hasta quedar frente a ellos. Había una diferencia abismal entre los estilos de cada banda, diferencia que se notaba inclusive en la forma de vestir de cada uno.
- ¿Quemando sus pulmones un rato?- pregunta sarcástico al ver las colillas de cigarros desperdigadas en el suelo.
- No es de tu incumbencia, Leto- le espeta molesto Frank- ¿Hay algo en lo que te podamos ayudar?
Jared entrecierra los ojos y se rasca la cabeza, haciéndose el pensativo unos segundos. Luego le dedica al guitarrista una sonrisa perfecta.
- Sí, sí hay algo, Iero- se cruza de brazos y lo mira fijo a los ojos-. Quiero que Hil venga conmigo.
Frank comienza a reír a carcajadas. Tanto Jared como Mikey se lo quedan mirando extrañados ante esa reacción. Cuando para, se pone de pie delante del cantante  (quien fácilmente era más alto que el por una cabeza) y lo mira amenazadoramente.
- Ya te dije que Hilary va a elegir solita a donde ir. Si se quiere volver conmigo, dejala en paz y seguí con tu vida, Jared.
- No te preocupes, me voy a encargar de que eso no suceda- y dando media vuelta se aleja de ellos.

Una vez dentro del hospital, Jared se encierra en uno de los baños para hombres, toma su teléfono y marca el número de su hermano mayor.
- ¡Jay!- lo saluda con entusiasmo Shannon- ¿Está todo bien?
- Casi- le responde, mordiéndose el labio inferior mientras pensaba en cómo contarle lo que le estaba pasando con Hil-. Hay algo… Mejor dicho alguien que me tiene un poco complicado.
- ¿Quién? ¿Algún paparazzi molesto?- pregunta con un deje de indiferencia. Ya sabía, o al menos sospechaba, qué era lo que le iba a decir.
- Es Hilary. A más tardar mañana vamos a estar saliendo todos de este hospital, y ella tiene la posibilidad de irse tanto con Frank Iero como conmigo- suelta un largo suspiro-. Y tengo miedo que elija al enano.
- ¿Por qué decís esas cosas? Digo, mientras estaba de novia conmigo me engañó con vos…- le soltó, casi como un reproche.
- Tengo el presentimiento de que algo pasó entre ella y Frank, por eso lo digo- le contestó tajante para no darle lugar a protestas sobre hechos pasados.
- Si estás tan seguro de eso, bro, sólo hay una cosa que podés hacer- Otra vez aconsejando a mi hermanito menor… Y para que se quede con una de mis ex, pensaba Shannon.
- ¿Qué cosa?- pregunta intrigado Jay.
- Fácil: hacé que eso que haya pasado con Iero no sea nada comparado con lo que le vas a hacer vos.




sábado, 25 de agosto de 2012

Capitulo 85


Ya era de noche en la ciudad del amor. Y cuánto amor recibía Hilary en ese momento, tanto que la abrumaba. En parte la hacía sentir bien saber que era el motivo de discusión de dos hombres tan hermosos, talentosos y apasionados, pero por otra parte era toda una guerra entre corazón y cerebro que la ponía histérica a más no poder. Y eso podía confirmarlo Alice con tan sólo mirarla.
- ¿Y bueno, Hil? ¿Barcelona o Londres?- seguía preguntando insistente Jared. Dios, esos ojos podían ser una tortura cuando su dueño quería.
- No sé, Jay, dejame pensarlo, ¿sí?- le respondió ella, tomando apurada un sorbo de café y quemándose así la garganta.
- Jared, ella sola va a decidir adónde ir, no necesita que alguien como vos la ande presionando- la defiende Frank, rodeando sus hombros con un brazo.
- Yo nada más preguntaba, enano. Si creíste que la estaba presionando es cosa tuya- responde tajante el vocalista.
- Chicos, ¿me permiten robarme un rato a la princesa Hilary?- salta Alice, levantándose de su asiento y tomando a su amiga por un brazo y llevándosela afuera, sin siquiera esperar respuesta de alguno de los dos.

Avril estaba recostada en la misma camilla que Avie, enfrentadas las dos. Hacía más de una hora que estaban conversando y no parecía que la rubia quisiera parar de hacerlo. Fuera estaba oscuro y ninguna de las dos se había levantado a prender las luces, para hablar no hacía falta luz alguna.
- Y eso fue lo que pasó…-terminó de relatar Avril aún con unas lágrimas incrustadas en sus ojos celestes cielo.
Avie la miraba con detenimiento. Le parecía que hacía una eternidad que no la veía. Cómo la podían esos ojos lagrimosos, esos finos labios. Siempre había temido a los sentimientos fuertes y persistentes, por lo que nunca había pasado más de cinco meses con la misma persona. Pero con Avril era diferente. Incluso se animaba a proyectar un futuro a su lado. Sí, eso es lo que quería: un futuro con Avril Lavigne.
- ¿Avie, me estás escuchando?- preguntó extrañada la canadiense.
- ¿Eh?- balbuceó Avie- Am, sí, sí, te escucho.
- Entonces, ¿qué fue lo último que dije?- y le dedica una sonrisa burlona.
- Que… Eh… Que yo me golpeé la cabeza y quedé en coma- responde dubitativa.
- ¿Ves que no me estabas escuchando?- ríe Avril, acomodándole un mechón de pelo detrás de la oreja tiernamente.
- Bueno, perdón… Me colgué pensando en otras cosas.
- ¿En qué cosas?- y sus ojos interrogativos pasan a formar parte del primer plano.
- No, nada, boludeces mías- responde Avie, tratando de esconder esos pensamientos y sentimientos que nunca antes había experimentado.
- Como diga, señorita Avie- Avril la abraza y la acuna en su pecho-. Creo que es tiempo que hables con tus amigas, no quiero tener problemas con Hilary…
- Ah, pero si es por ella no te preocupes que siempre es así, ¿eh?- trata de calmarla Avie.
- No, en serio, casi nos agarramos a las piñas… Ahora las llamo y les digo que vengan, linda-y le da un dulce beso en los labios.

Alice y Hilary estaban afuera hablando desde hacía quince minutos, pero Hil seguía sin soltar palabra.
- Hey, en serio, Hil, sos mi amiga, podés contarme lo que sea- insistía Al-. O me decís o me lo imagino, y sabés que cuando quiero mi mente es pervertida.
- Ay, boluda, en serio, no pasó nada…- y corría la vista porque sabía que su amiga leía los ojos mejor que nadie.
- Hilary, te hablo en serio: quiero saber qué fue eso de allá adentro- dijo Alice poniéndose en jarras.
La chica se volvió hacia su amiga furiosa, no con ella, sino con todo el lío amoroso que tenía en ese momento. En la punta del triángulo estaba ella, la mismísima Hilary, y en las puntas de la base el Leto menor y Frankie-sexo-con-patas. Quién lo hubiera dicho.
- No sé si te diste cuenta o qué, pero tengo a Jared y a Frank re calientes atrás mío, Alice- dice Hil tratando de parecer lo más neutra posible.
- Dah, eso lo sabe medio mundo, querida. Pero a lo que voy es que por qué Frank no se puso en la misma pose que Jay, no se puso tan insistente, sino tomó una postura más protectora con vos, demasiado maduro conociéndolo.
Esa pendeja sí que lograba sacarla de sus casillas. De cualquier gesto, palabra o mirada ya sacaba un sinfín de conclusiones e insinuaciones que casi siempre solían ser falsas, pero que dentro de esas opciones había algo de cierto.
- ¿Eh? Nada que ver, estás alucinando de nuevo…- trata de esconder la verdad Hilary, “la rompecorazones”.
- ¿Por qué Frankie Iero Priccolo actuó así, mi estimada Hil?- y se pone en su faceta de Sherlock Holmes sacando un chupetín y llevándoselo a la boca.
- Lo hice con Frank, ¿okey?- suelta Hil- Lo hice con el enano. Y Jared no sabe nada y ni se va a enterar, ¿okey?- y la mira amenazadoramente.
- No pensaba decirle nada tampoco, mi estimada- le dice Alice volviendo a su estado normal-. Pero… ¿Qué vas a hacer? O sea, ¿vas a venirte conmigo y My Chem a Barcelona o te volvés a Inglaterra con 30 Seconds?- y la mira tratando de disimular su mirada esperanzada- Elegí lo que vos quieras, Hil, yo no me voy a enojar porque sé que fue tu sueño durante la adolescencia conocer a los Leto y toda la bola…
- Ajám, y el tuyo conocer a los chicos de My Chemical…- añade su amiga con la mirada ausente, recordando aquellos días donde las tres soñaban con sus cantantes, sus bandas, con conocerlos algún día y decirles qué tan especiales eran para ellas.
- Y el de Avie estar con Avril a toda costa…-Alice volvió a recordar eso años donde morían por un póster de los chicos, por sus CDs, las tweetcam, los chismes.
- Esto es un sueño, ¿verdad, Ali?- pregunta Hil aún recordando.
- Quizás, o quizás sólo sea el principio de una… pesadilla.
- ¿Por qué siempre tan negativa?
- No soy negativa, estoy tratando de ser realista…-Al se vuelve y la mira- Hacía mucho que no me decías “Ali”.
- Mal… Me siento como cuando teníamos quince años y nos baboseábamos por estos tontos.
- Qué tiempos… Pero, Hilary, ¿qué vas a hacer? ¿Perseguir tus sueños o quedarte con tus amigas?

En un patio interno, se encontraba el bajista de MCR hablando por celular con su tan apreciado hermano. Siempre discutían, y las peleas habían aumentado desde que Alice había llegado a sus vidas, aunque no sospecharan que ella era el motivo de su continuo enojo mutuo. Ambos adoraban a la chica a su modo, y era un cariño especial para cada uno.
- Y… Em… Eso, vengan a Barcelona cuanto antes… Te estás perdiendo las paellas- le decía Gee con un tono de voz neutra pero algo tensa.
- Sí, no te preocupes, mañana a la noche nos vamos para allá con Frank y Alice…-le comenta Mikey mirando su reflejo en uno de los vidrios. “Quizás una afeitada no me vendría mal”, pensó al verse.
- ¿Y el resto?- pregunta con falso interés Gee. Ah, maldito mentiroso, siempre fingiendo que todos los que conocía le interesaban cuando sólo unos pocos lo hacían.
- No sé, ni me importa- al menos Mike era sincero-. ¿No hay nada más que quieras preguntar?
- Sí, hay algo que quiero saber- le dice secamente Gee, mordiendo una de sus uñas del otro lado del teléfono.
- ¿Qué pasa, bro? ¿Qué querés que te investigue?
- Vos y Al… ¿Qué pasó?- se notaba que era una pregunta que se había estado aguantando durante toda la conversación.
Mikey suelta una risita. Qué predecible que era su hermano para él. Cuando una chica se le metía en la cabeza era imposible sacársela, hasta que el capricho se le pasara y se buscara otra “distracción”.
- Mirá, como pasar no pasó mucho. Nada más nos besamos. Pero para tu suerte sentí como si estuviera besando a mi hermanita, así que lo que le tenía eran ganas y a penas. Es toda tuya- qué aliviado había sonado el suspiro de su hermano del otro lado del teléfono.
- ¿Y Brendon? ¿Qué sabés de él?
- Creo que hace mucho que no se hablan, pero supongo que ella sigue pensando en él, así como él en ella. Pero no creo que pase nada si no están en la misma ciudad.
- Gracias por el dato, Michael- parecían espías de la CIA intercambiando información.
- Sonaste como papá, y eso me dio miedo, Gerard.
Ambos ríen. La verdad es que hacía mucho que no iban a casa.
- Nos vemos mañana, hermanito- se despide Gee-. Cuidame a Alice, ¿bueno?
- Tranquilo que la empaqueto con plástico de burbujas para vos- le responde Mike antes de colgar. “Las cosas con Alice no se dieron”, pensó el bajista volviendo a entrar al hospital, “pero quién dice que quizás mi hermano tenga una novia de verdad”.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Capitulo 84



Estaba todo oscuro cuando abrió los ojos. El aire estaba pesado, la calefacción estaba muy alta para su gusto, y eso que era friolenta. Los párpados le pesaban y tenía la garganta seca. ¿Cuántas horas habría dormido? ¿Dónde estaba Avril?
Trató de levantarse, pero un dolor punzante en uno de sus brazos la detuvo. Giró la cabeza y vio que había un tubo que se clavaba en una de sus venas. Se extrañó al ver eso. Más aún sentir el llanto de alguien en una esquina de la habitación. Aún en penumbras pudo distinguir una pequeña silueta acostada en un sillón.
- ¿A… Avril?- preguntó Avie con voz ronca, a penas pudiendo levantar la cabeza.
Pero no hubo respuesta. La canadiense estaba profundamente dormida, y unas manchas negras rodeaban sus ojos. Avie se dio cuenta recién entonces que estaba en un cuarto de hospital, y que uno de los aparatos había comenzado a producir un leve ruido.
Con cierto esfuerzo logró sentarse, y al mirar su cuerpo se dio cuenta de que había adelgazado unos cuantos kilos, lo que la hacía lucir como una auténtica anoréxica. ¿Acaso no había ni un vaso de agua en esa asfixiante habitación? Trató de alcanzar una botella de gaseosa que había en la mesa de noche y, al tratar de tomarla, el tubo que tenía agarrado al brazo se soltó y comenzó a desperdigar por el suelo un líquido un poco más amarillento que el agua.
Entonces, sin siquiera llamar a la puerta, entran un señor calvo con un guardapolvo blanco y dos jóvenes que parecían ser enfermeras. El hombre comienza a hablarle en francés, pero ella no entendía nada. Avril finalmente se despierta por todo el alboroto y mira a Avie como si fuera un fantasma en vez de su novia.
Sin darles tiempo a que se abrazaran siquiera, una enfermera saca a la adormilada Avril al pasillo mientras el doctor comienza a revisarla, tomarle el pulso y controlar el registro de las máquinas que habían mantenido con vida a Avie durante todo esos días.

- Avril, ¿qué pasa? ¿Por qué esa cara?- le pregunta Alice en cuanto entra junto a Mikey al pasillo de la habitación donde se encontraba su amiga.
- Avie… Avie…- tartamudea la rubia, indicando la puerta del cuarto con una mano temblorosa y los ojos llenos de lágrimas.
- ¿Qué pasó?- pregunta apurado Mike, tratando de entrar en la habitación, pero la cantante lo detuvo.
- Avie… Avie volvió en sí.- le dijo a Alice con los ojos más brillantes que nunca y una pequeña sonrisa, a penas una pista de la gran felicidad que la llenaba en ese momento. Al, igual de llorosa que Avril e igual de feliz, la abraza fuertemente.
- Pero… ¿Cuándo? ¿Cómo?- preguntaba Mikey junto a la puerta- ¿Por qué no puedo pasar?
- La están revisando ahora, y al parecer no quieren que nadie interrumpa.- responde Lavigne secándose las lágrimas con las mangas de su buzo, manchándolas de negro por todo el rímel y delineador corridos.
- Dios, no puedo creerlo… - dice Alice sentándose en una butaca y tomando su cara entre las manos- ¿Dónde están Hil, Frank y Jay?
- No tengo idea…- responde la rubia, aún sonriendo sin poder evitarlo, pero tratando de tranquilizarse para no parecer una nena llorona en caso de que Hilary apareciera en cualquier momento- Estaba durmiendo en la habitación de Avie cuando pasó…

- ¡Ay, Frank, sí, así!- gemía Hilary en la camilla del cuarto donde se habían encerrado con Iero para hace de las suyas.
Sin deseos de entrar en detalles bochornosos y dejando que su imaginación vuele, sólo es posible decir que el “pequeño” Frank no le daba respiro a Hil, quien, después de media hora no parecía querer parar aunque su acompañante ya dejaba ver una cara de cansancio monumental.
- Hil, Hil… Ay, esperá un poco…- le rogaba el muchacho, haciéndolo lo más rápido posible para poder calmar a su compañera que parecía no tener agotamiento de ningún tipo después de tanto tiempo haciéndolo.
- No jodas, y seguí así que me encanta…- y una pícara sonrisa se marcó en sus labios.
- Ay, en serio…- y Frank no pudo más y terminó abatido a un lado de ella en la camilla.
- ¿Ya está?- pregunta Hilary un tanto desilusionada.
- ¿Que si ya está? ¡Estamos hace más de cuarenta minutos acá! ¡No soy una máquina de sexo, nena!- exclama exasperado, pero aún así muy satisfecho.
- Aburrido.
Iero le pasa su ropa para que se cambie, lo mismo que él. Qué sexy que se veía el guitarrista un poco transpirado, tratando de ponerse los pantalones sin caerse. Hil se quedó un rato sentada mirándolo, sin saber muy bien cómo iba a reaccionar frente a Jared en cuanto lo viera o lo que iba a pasar entre Frank y ella más adelante.
- Dale, mi vida, ¡no tenemos todo el día!- la apura Frank al ver que todavía estaba con su pantalón y medias en la mano- En cualquier momento van a tener que internar a algún mimo que fue baleado y no van a entender por qué está cerrada la habitación.
- Bueno, mala onda, ahora termino de cambiarme.- le responde Hil recuperando la cordura.

Una vez que los dos estuvieron más o menos presentables, salieron del cuarto y trataron de no cruzarse con nadie, pero la sorpresa llegó al recorrer el pasillo donde estaba el cuarto de Avie: Alice, Avril, Mikey y Jared estaban sentados en las butacas, muy impacientes pero felices.
- Hey, ¿dónde estabas vos?- le pregunta Jay a Hil mirando de reojo a Frankie.
- ¿Acaso es tu sirvienta que le tenés que hablar así?- le recrimina Iero quien endurece el gesto al ver al cantante.
- No, pero me interesa saber dónde estaba en el momento en que su amiga despertó.
- ¿Qué?- pregunta Hil extrañada- ¿Qué pasó con Avie?
- Ella… Ella despertó hace un rato. Ahora la están revisando y eso…- responde tímidamente Avril, quien hasta hacía un momento tenía su cabeza apoyada en el hombro de Alice.
Hilary buscó la mirada de Al para que corroborara lo que la canadiense acababa de decir.
- Sí, es verdad, Hil… Al final no fue tanto tiempo como creíamos.-le dijo Alice con un alivio en su voz que hacía días no escuchaba.
Entonces sale el doctor al pasillo, sosteniendo en una mano sus anteojos y en la otra unos papeles.
- ¿Quién habla fgancés aquí?- preguntó mirando esperanzado al grupo.
- Moi- responde enseguida Avril, y se pone a charlar con el doctor tratando de parecer calmada, pero con una ansiedad que ni su expresión más seria podía esconder.
Finalmente, el doctor sale junto con las enfermeras y la cantante se acerca a sus amigos.
- Ya podemos entrar a verla, pero no hay que hacer que tenga emociones fuertes porque todavía está muy débil.
La advertencia fue en vano, puesto que sus dos amigas salieron disparadas y entraron sin llamar a la habitación, haciendo que Avie saltara literalmente sobre su cama.
- ¡AVIE!- gritaron Hil y Alice, y se abalanzaron sobre la chica llenándola de abrazos (Al incluso le llenó de besos la frente).
- Ho… Hola- saludó débilmente la chica, quien aún tenía la garganta un poco seca.
- Estúpida de mierda, ¡no sabés el susto que nos hiciste pasar!- comenzó Hilary- Encima esta maricona se la pasaba llorando y la otra de tu novia histérica y…
- ¿Dónde está Avril?- la cortó Avie.
- Am… afuera. Pero escuchame ahora: entre esta boluda que se la pasaba llorando en el hombro de Mike y la otra rubia que andaba como en sus días, te juro que casi me rajo a donde están los demás…- insistía Hil.
- Avie…- se escucha desde la puerta, y las tres amigas se dan vuelta. Ahí estaba Avril quien tenía ojos sólo para la resucitada, rígida como una tabla y con cara de no poder creer lo que veía.
Una mirada de Alice bastó para que Hil entendiera que ahora la canadiense y su amiga debían estar solas. Aunque, como era de esperarse, Hilary no salió de la habitación sin propinarle a Lavigne un “accidental” codazo.

- Boluda, no puede ser que no nos deje ni un rato para estar con Avie.- se quejaba en el comedor del hospital Hilary mientras revolvía su café.
- Hil, si Avie de verdad hubiese querido hablar con nosotras primero, no hubiera preguntado por Avril a la primerísima oportunidad.- trataba de convencerla Alice desde la otra punta de la mesa, agregándole azúcar a su té.
- ¡Ay, vos siempre defendiendo a los inocentes! Se supone que es nuestra amiga, o sea, la conocemos desde mucho antes que esa rubia mal teñida, nosotras tenemos prioridad… ¿O no que los amigos iban antes que la pareja?- y mira desafiante a Al.
- Sí, es verdad, los amigos son lo más importante en nuestras vidas porque suelen durar más que una pareja. Pero un verdadero amigo te aguanta hasta en esos meses en enamoramiento terribles y después te ayuda a olvidarte del corazón roto.- le dice Alice tranquila.
- O del culo roto…
- Siempre tan sentimental vos- comenta Frank riendo ampliamente, dejando a la vista esos colmillos encantadores.
- Ya sé que soy un amor, petizo- y le guiña un ojo cómplice.
- Bueno, bueno, lo que ahora importa es que Avie está mejor y dentro de unos días vamos a poder volver con los chicos- dice Mikey para relajar el ambiente-. Ah, Alice, me llamó Gee… Dice que te manda saludos y espera verte pronto.
Alice se sonroja levemente mientras clava la vista en el líquido oscuro y revuelve despacio con la cuchara, como sopesando sus propios pensamientos y recuerdos.
- Hum… Gracias. Supongo que dentro de poco vamos a volver a Leeds.- culmina Alice, aún azorada.
- En realidad no. La banda ya se trasladó a Barcelona y nos están esperando para los próximos shows.- aclara el bajista.
- ¿Y el resto?- pregunta Hilary arrugando el entrecejo.
- Les di la orden de permanecer en Inglaterra. Todavía nos queda dar unas cuantas entrevistas ahí y no vamos a dejar a los periodistas con las preguntas en la boca.- dice serio Jared, sentándose del otro lado de Hilary y ganándose así una mirada rabiosa de Frank. Lógicamente que el Leto menor no tenía ni idea de lo que había pasado hacía unas horas entre Hil y Frankie, pero la riña entre ellos seguía siendo visible.
- Bueno, entonces a Barcelona tendré que ir…- dijo Alice casi en un murmullo, tomando un sorbo de té.
- ¿Y vos, Hilary? ¿Vas a Barcelona o te volvés a Londres?- pregunta mirándola a los ojos Jay. Frank se atraganta con su jugo y luego mira tan intensamente a Hilary como lo hacía el cantante de 30 Seconds to Mars.
- Am… Yo… No sé…- responde ella antes de levantarse y dirigirse al baño seguida de una extrañada Alice.