viernes, 6 de marzo de 2015

Capítulo 91


Todo el grupo de My Chemical estaba esperando a sus dos amigas en la recepción del hotel. Gracias al cielo los paparazzis se habían cansado de esperar a que salieran, por lo que a las once de la noche ya no quedaba nadie afuera. Todos los chicos se habían alistado para ir a un pub no muy lejos del hotel, al cual podían ir caminando a pesar del frío.
Pasados diez minutos de las once de la noche, ven aparecer en el ascensor a las dos chicas. Frank y Gerard quedaron impresionados al verlas: iban vestidas para matar. Hilary, siempre más atrevida a la hora de vestir, llevaba puesta una pollera de cuero a tablas, una musculosa blanca y zapatos de plataforma; había alisado su pelo, por lo que le caía hasta la mitad de la espalda. Alice, por su parte, había decidido ponerse su mejor pantalón de jean oscuro, botas y una remera abierta a los costados de Panic! At The Disco; colgando del brazo traía un saco negro.
- Ya era hora- les dijo Gerard, tratando de disimular su asombro.
- Sólo fueron diez minutos, no es para tanto- le recriminó Alice, pasando junto a él para acercarse a donde estaba Mikey.
Todos salieron del hotel en grupo, y comenzaron a caminar. La ciudad era hermosa, aún de noche y con tanto frío. Mike y Alice iban muy entretenidos hablando, mientras que Frank y Hilary iban atrás del todo, jugando. Gerard, como siempre, iba al frente, dirigiendo al resto.
Cuando llegaron al pub, buscaron mesas lo más alejado posible de la puerta, por las dudas. Ocuparon una mesa y todos hicieron sus pedidos. Tanto Mike como Al iban decididos a pasarla bien, más allá de lo que pudiera pasar con unas copas de más encima.
- Cinco cervezas, un sex on the beach y un Indiana Jones, por favor- le pidió Gerard a la mesera.
- Qué aburridos- suelta Alice de repente-. Siempre cerveza.
- Sólo es el comienzo, enana- le dijo Ray, despeinándola.
Pasaron dos horas así, tomando y hablando entre ellos. De a poco el lugar se fue colmando de más gente, que por suerte no los reconocieron. Para esa altura, los chicos habían pasado de cervezas a whiskies, vodka y demás bebidas fuertes. Hilary y Alice ya se sentían un poco mareadas, pero no lo suficiente como para no percatarse de la borrachera de sus amigos. Hacía media hora Frank había comenzado con sus discursos filosóficos, y Alice le tomaba el pelo cada dos por tres, haciendo que el resto estallara en risas.
La música había comenzado a sonar más alta, y Hilary arrastró a Frank a la pista para que dejara de hablar un momento. Bob y Ray habían ido a la barra a pedir algo más para tomar, ya que la mesera no aparecía por ningún lado. Mikey, quien se había envalentonado por el alcohol, se alejó, tratando de no caerse, para hablar con una chica que acababa de entrar al lugar con un grupo de amigas. Así que sólo Gerard y Alice quedaron en la mesa, conversando y tratando de omitir la incomodidad que sentían al encontrarse los dos solos.
- ¿Y por qué te pusiste esa… esa cosa?- preguntó Gerard, señalando la musculosa de la chica.
- Porque me gusta, Gee- le respondió Alice, mirándolo a los ojos, esperando la reacción de él.
El chico pone los ojos en blanco mientras toma otro trago de whiskey. Alice ríe divertida por la cara de él. Se cambia de asiento para poder estar más cerca del cantante, y de forma inesperada, lo toma del brazo y apoya su cabeza en su hombro. Siempre le había gustado su perfume, y en el estado en el que estaba, la volvía aún más loca. Cerró los ojos y aspiró profundamente. No sabía explicar por qué, pero una sensación de tranquilidad la invadió al instante.
- Hey, en serio…- le dice Gerard por lo bajo, obligándola a que lo mire a los ojos- No me gusta esa remera- y frunce levemente el ceño.
- ¿Y?- replica Alice, en plan de nena caprichosa- A mí me encanta, Arthur…
Antes de que pudiera seguir hablando, sus labios chocan con los de Gerard de forma inesperada. Él toma su cara entre las manos y la acerca aún más hacia sí, como tratando de evitar de que escape. Alice sigue con el beso. Realmente quería hacerlo, pero hasta entonces no se había percatado de ello. Ahora sí que la estaba volviendo loca. Gerard parecía estar ávido de Alice por la forma en que la besaba.
Mikey llega a la mesa acompañado de una chica rubia, y ambos se sientan en la mesa, cada uno con una bebida en la mano. Al darse vuelta para hablarle a su hermano, queda con la boca abierta. ¿Esa era Alice?
- ¿Qué pasó acá?- pregunta en voz alta, para que los otros dos lo escucharan. Al instante, Gerard suelta a Alice, quien lo mira molesta por la interrupción.
- Ah, hola, Mikey y… Rubia- saluda Gerard haciendo un movimiento de cabeza. Sin esperar respuesta, se vuelve hacia Al, y la toma de la mano-. Vení, acompañame afuera.
Y los dos se levantan de la mesa, dejando al bajista con su chica a solas.

Unos metros más allá, Frank y Hilary estaban bailando sin preocuparse de empujar a la gente de su alrededor y en cada descuido de Hil, Frank aprovechaba para besarla. Sin embargo, a los pocos minutos, el lugar realmente se había llenado, por lo que apenas podían bailar.
- Vayamos a otro lugar- le dice Hil al guitarrista.
- ¿Qué?- le pregunta él, quien entre la música y el alcohol apenas podía entender lo que decía.
Hilary lo toma del brazo, y casi a la rastra lo saca del pub en el que estaban. Gracias al cielo, a lo largo de la calle había otros pubs, bares y discos a los que podían ir. La chica se dirige a la disco más cercana, y se posicionan en la fila para entrar. Frank, mientras esperaban, se abrazaba a Hil para no marearse, y le sonríe.
- Estás muy linda hoy- suelta de repente el muchacho- ¿Querés ser mi novia?- le pregunta al oído, haciendo que la chica estallara en risas.
- Estás muy borracho, Frankie- le explica ella-. Después hablamos de eso.
- Está bien, está bien- responde el chico, tratando de mantenerse en pie.
De la nada, ambos se ven cegados por muchas luces. Flashes. Flashes de cámaras. Paparazzis.
- ¡Mierda!- grita Frank, quien había entendido lo que sucedía antes que su compañera.
- ¿Qué hacemos?- le pregunta Hilary, preocupada. Sabía que a Gerard no le iba a gustar nada eso.
- Acompañame- y la toma de la mano y comienza a adelantarse en la fila.
Sin importarle los gritos del guardia de seguridad, ambos entran al local y se mezclan entre las personas que estaban. No pararon de correr hasta llegar a la otra punta del establecimiento, cerca de la cabina del DJ.
- ¿Qué hacemos ahora?- pregunta Hil, un poco agitada por la pequeña carrera que habían emprendido.
- Tenemos que encontrar la salida de emergencia- le explica Frank, a quien al parecer se le había pasado un poco la borrachera.

Gerard había conducido a Alice hasta un callejón cercano al pub donde se encontraba el resto del grupo. Ella se encontraba contra la pared, casi escondida tras el cuerpo del cantante, quien le sacaba fácilmente una cabeza de alto. De los besos simples habían pasado a aquellos más profundos, y ahora Gerard se encontraba mordisqueando desde los labios de la chica hasta su cuello. Alice sentía que en cualquier momento su cabeza iba a salir volando ante tantas sensaciones placenteras.
En determinado momento, Gerard mordió un poco más fuerte la piel de Al, haciendo que ella lo apartara de su lado. Riendo, Alice se frotó la zona adolorida y miró divertida al cantante.
- No tenés remedio, Gee…- susurró, entrecerrando los ojos- Seguís siendo un animal.
- Lo soy porque sé que te gusta que así sea- le responde él, acercándose nuevamente, pronto para el ataque.
Pero antes de que pudieran siquiera acercarse a los labios del otro, una puerta enfrente se abre con gran estrépito, y de ella salen corriendo dos personas. Una de ellas tropieza y cae al mugroso suelo del callejón, mientras que la otra, una chica, se encarga de cerrar la puerta.
- ¿Frank?- pregunta extrañado Gerard, mientras lo ayudaba a levantarse.
- Hilary- la llama Alice, extrañada- ¿Qué pasó? ¿No estaban bailando en el pub?
- Me aburrí y quise ir a bailar a otro lugar, pero resulta que…- y se interrumpe al ver que el cantante también estaba prestando atención a lo que decía.
- ¿Que qué?- preguntó impaciente su amiga.
- Que…- y volvió su mirada de Gerard a Frank, preocupada por lo que el primero podría llegar a decirles.
- Que nos encontraron unos paparazzis, Gee- concluye Frank, esperando un grito por parte del cantante.
Los cuatro quedan un rato en silencio.
- Bueno- comienza Gerard-. En ese caso, mejor nos vamos de acá. Voy a decirles al resto que se tomen un taxi hasta el hotel. Nosotros salgamos por la otra calle- y sin esperar reproches comenzó a caminar.
Frank y Hilary se miraron extrañados, pero estaban felices de que no se hubiese puesto en papel de jefe malvado. Al parecer, su amiga Alice se había encargado de ponerlo de un muy buen humor.